miércoles, 28 de diciembre de 2011

JORGENRIQUE:

EL SILENCIO DEL POETA QUE SEDUJO A LA MEMORIA




Solamente desde la oscuridad a la que me encuentro sometido puedo escribir estas letras que están marcadas por la historia. Solamente desde esta siesta a donde me condujo la poesía podrán salir letras tímidas e ir tomando forma de poema. Solamente desde el recuerdo de Jorgenrique Adoum podré escribir este artículo que rememora el encuentro con el poeta, con el maestro… con el silencio.

Solamente la noche es el espacio donde la pluma toma contacto con el café y la inspiración adviene a mis sentidos como un avión o un velero que busca un cuerpo de quien poseerse e insuflar las sensaciones más hermosas. Y solamente la noche me susurra los recuerdos de aquel 1926, donde Ambato recibió entre sus brazos al ciudadano que combatiría a su tiempo y dialogaría silenciosamente con la historia. Con su pasado ronroneándole la hoja en blanco, pues es Ambato la ciudad que solo existe en el tiempo y la palabra.

Desde muy joven Jorgenrique tuvo que luchar con el destino. Fue bachiller en la escuela jesuita, estudio Filosofía y Derecho en la Universidad Central del Ecuador y a los 20 años fue secretario personal del poeta chileno Pablo Neruda, quien de la mano le hizo reconciliar con el Ecuador Amargo a quien tanto amó.

La poesía de Jorgenrique ronda los espacios subrepticios del ser humano, indaga rompiendo la métrica y acercándose de una manera directa a la conciencia humana, su voz poética es la del hombre que amó a su tierra: "…yo quería dormir, quería haber llorado/ con los párpados puestos en mis necesidades,/en lo olvidado, retroceder a alguien, a ella, a mí, a nosotros/dispersos: y solamente encontré al indio,/ dueño de su desesperanza y de su abismo…"

Dice Hernán Rodríguez Castelo, uno de los críticos más importantes del país, sobre la obra de Jorgenrique en Ecuador Amargo: “significó la revelación de un gran poeta, maduro a sus veintiséis años… lenguaje personal, ancho aliento y visión amarga para iniciar el canto a la áspera patria…” (CASTELO RODRÍGUEZ, Hernán: Lírica ecuatoriana contemporánea)

Los recuerdos en Jorgenrique tienen un tinte gris, el recuerdo de Las notas del hijo pródigo son el llamamiento de la infancia, marcada por las constantes injusticias sociales, además que vivió en carne propia la II Guerra Mundial (1939). “El adolescente Adoum despertó a la historia con los lejanos bombardeos de la guerra mundial” (RIVAS, Vladimiro: Jorge Enrique Adoum: El tiempo y las palabras). Por tanto, la función de la voz poética en Adoum es evocada desde el silencio que produce el pesimismo de estar lejos de su maniatada infancia, que para Cioran este sufrimiento es instrumento para la obtención del conocimiento.




Un poeta que vivió la poesía intensamente. En una entrevista, publicada por la revista El Búho (2007), ante la pregunta si el escritor tiene un compromiso, su repuesta fue simple, sin tensiones ni escepticismos ideológicos: “El primer compromiso del escritor es con la literatura, de nada sirve la más grande obra revolucionaria si no tiene su propio valor literario”. Por eso su obra ha desbordado los más grandes matices de la poesía. La palabra era su instrumento para indagar lo profundo del ser humano, las vicisitudes que acarrean los problemas sociales, así la palabra se convierte en la espuma que debemos desechar de nuestra boca y darle una figura, hay que reinventarle.

Ante todo, es preciso ordenar la infancia/como un país disperso, evoca el poeta en el poema Resumen de la infancia, Los versos de Jorgenrique recorren las noches sin imágenes, noches vivaces, reflexionadas, son noches donde la poesía ronda los escondrijos más absortos del ser humano.

Jesús Ledesma irrumpe en el concepto de persona, aduciendo que: “El hombre se ha cuestionado siempre por qué hay cosas, quién soy. Ha observado que las cosas son en cuanto difieren y que estas diferencias le dan su gran riqueza al cosmos. Poco a poco va descubriendo que la realidad dentro de su complejidad es análoga” . El concepto de persona y de patria son las constantes en la poética de Jorgenrique, ¿poesía antropológica? Quizá, pero sabemos que su poética, también su ensayo, confirmó que fueron obras individualistas. Odió con profundidad la poética mentirosa, artificial, la que se prepara para ganar premios, reconocimientos y no la que desnuda al ser humano, Jorgenrique encontró en la poesía el vehículo para poder confesarse, para recrearse como ante un espejo el hombre qué fue.




Los cuadernos de la tierra, una de las obras completas que se han escrito en el Ecuador. Un libro experimental, casi un juego elegíaco, es un canto a la patria triste, remendada, crucificada por la transculturalización que sufrió nuestra historia, la lacerada; por eso, Los cuadernos de la tierra son lamentos, según Vladimiro Rivas, la épica de la derrota.
Soledad, aquí nos recibió la noche, el primer verso del poema Los orígenes, devela el camino por donde las imágenes poéticas van a vagar en busca de la memoria incrustada en el olvido. ¿Por qué Cuadernos de la tierra? “de la tierra emerge el hombre que será héroe de estos cantos. Por ser, entonces, los cantos al hombre de la tierra, están poblados de elementos telúricos” .
Adoum, quien a los 34 años ganó el Premio Casa de las Américas, realizó su monumental obra: Dios trajo la sombra. Octavio Paz, refiere el mismo poeta en la introducción a los cuadernos de la tierra, prefería este cuaderno a todo el resto, quizá porque el descubridor se asemeja al poeta en su aventura, cuando arrastrado por su destino, más que por el río, no puede volverse atrás ni detenerse” .
No hay duda que con la muerte de Jorgenrique, Ecuador pierde una de las voces poéticas importantes en América Latina, pero no cabe duda que jóvenes poetas estén irrumpiendo con su voz los secretos de los nuevos lenguajes poéticos, el sueño de Jorgenrique. Por eso, no cabe permanecer en la noche sollozando su partida. Y también no es tan cierto lo que sostiene Huilo Ruales (escritor ecuatoriano) que los poetas no mueren nunca. Así se tenga la idea que los poetas son como semidioses también necesitan de la muerte para sentirse humanos, lo que queda de ellos es su poesía, sus versos, esa lucha constante con las palabras.
Jorgenrique, antes de su partida, pidió que se lo recuerde como un hombre bueno, un amigo; y así se lo recordará. Por hoy solo nos quedan sus maravillosos versos:
…Mentira, corazón, todo/miente acerca del odio establecido./En el principio era el pueblo, su raza/de maravilla, y el será hasta el final.
En estas temerosas líneas que se abocaron en rendir tributo al Jorgenrique Adoum deambula un silencio que evidencia la existencia de un poema…


…escrito en la memoria.

¡Qué el poema lo reconstruya!

lunes, 26 de diciembre de 2011

DANZA DE CALLEJONES

"Un cierzo de lágrimas/ envuelve [...] las ilusiones esculpidas/ en una estrella fugaz"


Para un lector de poesía que se ha formado en una lógica citadina, adhiriéndose a temas comunes, a lógicas de colegios y universidades; para los otros lectores de poesía que han seguido puntos de partida desde el racionalismo de occidente, quizá Danza de Callojones no sea para sus gustos, y no aconsejo que dieran una lectura. Pero, a quienes asumimos la actitud poética como una forma de vida, este libro del poeta Ives Cadena, es una necesidad de vuelo. Me recuerda a Guirnalda del Silencio de Jorge Carrera Andrade, donde lo cotidiano de las cosas terminan metaforizándose desde una arquitectura ordenada, desde una base. Danza de callejones podría considerarse... "un viejo ritual de vida/ donde inicia la libertad".


Este sencillo libro, editado por la CCE, Núcleo del Chimborazo, empieza teniendo versos inseguros, eso no lo hace menos hermoso, y lo ratifica el poema inicial, Pajarito: Vuela; no pares/ tus alas pertenecen al viento/ no a estos barrotes/ que lastiman. Esta inseguridad que deviene por una necesidad de impactar directamente en el lector, pero al terminar la lectura de este libro, uno se da cuenta se da cuenta de la exactitud de los pasos del poeta. Versos seguros, unos prosaicos, otros donde la imagen resuena en lo más profundo del ser. En el poema Avatar, donde la belleza es implacable nos dice:


"La luna me prestó sus ojos

para sujetar tus alas,

los rincones empedrados

que se agitan en cada palabra..."

Una vez más se ratifica lo que dijo alguna vez Mallarmé, y que lo leí en un ensayo añejo de Jorge Carrera Andrade: "La poesía no se escribe con ideas sino con palabras", Danza de callejones sigue fiel esta frase:

"Cuando veo la rosa
imagino

tus brazos desnudando mis temores"



o quizá en el poema Ato tres: "Habla la soledad/fingiéndose dueña,/ inunda la casa/ su casa/ se hace sol...". Ives Cadena, proveniente de los talleres literarios de la CCE, poeta nacido en Zamora Chinchipe, pero que recogió vivencias en la fría ciudad de Riobamba, es un poeta sensible, en sus ojos tiene un rastro de luz, sus temas son su infancia, la tierra que lo vio nacer, el amor (siempre tema esencial, no solo de la poesía sino de la vida) que en su pluma no es pedantería, es canto: "Sé que estás hecha de vieja madera/ y arrugadas espiritualidades,/ la duda consume tu razón/ escondes palabras/ en la caja fuerte del alma..."



Felicito a Ives Cadena por este hermoso libro, seguro uno de los más nobles y sinceros que se han publicado en el Ecuador. También aliento a este poeta a que siga en este difícil mundo de la poesía, que es condena y vida. Salud por este poemario.



Poemas:



RENACER



Puede ser que mi cuarto

Impregnado de tabaco

y alfombrado de condones

confunda

delate

encandile.




mas yo recuerdo

aquel instante

cuando el tiempo

se paralizó en su garganta

y mi alma desangró

la luminosidad de lo incontenible,



¡demonios!



fui hombre, animal y perfección

navegando en un campo de estrellas

cuando recién nacía el sol.


LLÉVAME


Llévame

en la envoltura de tus sueños

agua clara de infinitos resplandores



llévame



en los violines de tus imperfecciones

donde rasgo melodías de luz.

domingo, 18 de diciembre de 2011

UNIDO A LA PALABRA DE ALFONSO CHÁVEZ

POR UN CORDÓN DE SUEÑOS



1. EL ENCUENTRO CON EL POETA

Jamás olvidaré las palabras con las que Rafael Larrea describiría la partida de Alfonso Chávez Jara, y que permanece plegado en ese libro póstumo, sumamente bello, Instantes:


“Y, yo qué hago, cómo verso, cómo escribo en letras mínimas y sólidas este inmenso tierno mar con el que quiero nombrarte, hermano poeta, hermano interminable. ¿Cómo inaugurar un mar de lentejuelas que te recuerden para siempre? Qué frágil es el ser, la palabra, la muralla, el tiempo”


Pero, ¿Quién era Alfonso Chávez Jara? ¿Por qué se mantuvo por mucho tiempo en silencio sus palabras? ¿Qué, de una isla en nuestra lírica?... Es por eso, que mi búsqueda por la vida y obra de este poeta se convirtió en una obsesión. De ahí que aterricé a una antología, de formato pequeño, de la editorial K-OZ, que en su interior, tibias páginas nos recuerdan la palabra poética, los sueños que Alfonso Chávez ovilló desde su Riobamba, fría ciudad que alberga a los cóndores, la cuidad que propaga una variedad cultural hermosa. Aquella ciudad que aletea con las nubes y nace bajo las brumas sedientas de la poesía:


“Desciendo en mi potro/ de poeta,/ con la autoridad de una perdiz/ en un trigal ganado,/ para deciros,/ piedras coloradas,/ enamorados ponchos vigilantes…”


Alfonso Chávez nace un 5 de diciembre de 1956, en Villa La Unión, desde pequeño, llevado de la mano de su madre nace niño al poema, como resalta el poeta Diego Velasco. Realiza sus primeras lecturas, pero es en la adolescencia, en plena etapa colegial que la luz del poema, y la tortura que torna a su espíritu en una búsqueda incesante por la libertad del ser humano, conocedor que el arte es el medio más eficaz para hacer de la palabra una piedra que se levanta como opción de vida.







Publica su primer libro de poesía (joven e irreverente), cuando cursaba su juventud en el Colegio Pedro Vicente Maldonado, en esta etapa, el adolescente poeta era ya un luchador por las causas sociales, fue dirigente estudiantil, además del gran proceso, en fin de las artes populares, que con el tiempo devendría en la editorial VIVAVIDA. Dice Diego Velasco de este primer libro: “Poesía semilla, poesía indigenista repleta de quichuismos… poesía de un adolescente aficionado a cantar…” . Por otro lado, Pablo Yépez Maldonado anuncia: “No renuncia a la experimentación, no desmaya en su viaje hacia el fondo de las palabras y la vida”.


Podemos ver en estas dos lecturas que la personalidad de nuestro poeta está caracterizada por la precocidad en la imaginación poética, como también un conocedor que el lenguaje toma vida en el verso. Si bien, la riqueza léxica, coloquial en el discurso literario tomó eco importante en la Generación del 30, Alfonso Chávez revela en el lenguaje un modo de vida de los campesinos, nos muestra un referente geográfico. Con esta preocupación que se sumillará en los posteriores poemarios nos muestra un momento histórico en la que habitó, nos hallamos en los años 70.


Este, su primer libro, anuncia un poeta que quiere dialogar con su lector. Que configura una poesía distante a la retórica odiosa de “nuestros poetas canónicos”. Una poética común a sus ancestros, a su vida cíclica, una poética que se reencuentra con sus raíces.






2. ¡Vamos compañeros, adelante!/ La hora de llegar al mar/ se acerca.

POR UN CANTO DE VUELO FIRME

Libro publicado por la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), en el año de 1980, época en que el compromiso estudiantil no se detentaba en los poderes políticos, sino en las ideas revolucionarias claras y firmes.


Y son con estos versos que inicia el libro de poemas: “Traje/ mis propios pies/ a esta tormenta,/ mis manos/ a vivir/ esta alegría”. Un estudiante emigrante de la fría Riobamba, que había llegado a la capital a estudiar derecho, necesitado de imágenes libres y generadoras de un diálogo social, integra las líneas del Frente Revolucionario de Izquierda Universitaria, imbuido de las ideas libertarias de Salvador Allende, de la Revolución Cubana, El Che Guevara, activistas indígenas, como Dolores Cacuango, a quien dedicaría uno de los maravillosos poemas: “…páramo y piedra,/ todas las alegrías de la tierra/ en tu anaco,/ son alimento fino de nuestro alegre canto”. Nunca la tristeza. Nunca la sumisión. Si el vuelo. Si el canto: “Comunera,/ tu vida es el espejo,/ y lo que vos hiciste/ no podrán ocultarnos,/ aquí estamos nosotros/ Dolores mensajera…”


Canto de vuelo firme reflexiona un tema esencial: la noción de historia. La condición del indio como un ser andino. Esa incesante búsqueda de las raíces, de su identidad: “No conozco más país que el mío,/ este verde país… seco y volteado”. Pero también, la ternura es parte de su búsqueda ante el afán de vivir dignamente. Así, la quinta parte del poemario puertas adentro, la mujer es esa ausencia amatoria: “no pudimos/ bajar de tu vientre/ un hijo,/ una caracola,/ una mariposa,/ que abrigue con sus alas nuestras únicas vidas”.


Poesía comprometida con la propia palabra poética. En Proclama, Alfonso Chávez demuestra el quehacer estético: “Cuando yo digo:/ cielo,/ bandera al viento,/ ordeno tu destino”. Versos que nacen de la palpitación imaginativa, reflejando varias facetas en su discurso poético.


LA NOCHE, UN SUCESO EN LA POÉTICA DE CHÁVEZ JARA


“La nochura/ Ha venido a gitanearme,/ a recorrer chasquidos/ hueco adentro…” así nace, la segunda etapa de Chávez Jara. Primero, con la conformación de la editorial VIVAVIDA, que generó un diálogo entre los autores de poesía con la sociedad, varios nombres pasaron por este sello; entre los que nombro: Miguel Ángel León, Javier Ponce, Iván Oñate, Iván Carvajal, Rafael Larrea, entre otros. Pero, en 1983, aparece Inquilina noche, según confesiones del autor, este libro: “fue un cuaderno de ejercicios, de divertimentos y preparación…” . Este ejercicio, parecido a la experimentación de Vallejo: “Rumbbb...Trrrapprrr rrach...chaz”, de aquel Trilce esperanzador, que lleva a una metapoética: “Cerrojos chirrrrrrrrían/ Almadentro”, se reflexiona el papel del lenguaje poético en el poema.


Así mismo, en 1989 sale a la luz La medianoche sacude la memoria, en este espacio, la experimentación sigue siendo una obsesión en Alfonso Chávez. Capaz de innovar la forma del poema con un elemento esencial, la noche. Pero no deja su crítica hacia el status quo, sino una búsqueda existencial de los cuerpos, en ese abandonado campo: “Se despertó la noche cuando la luna ya sacada su tillo se elevó hasta tocar la palma de mi mano…”. La noche es ese cuerpoestertor, cuerpobohemia, donde descargar su furia.


EL CORDEL HACIA EL POEMA INCONCLUSO


En los años ochenta, Alfonso Chávez Jara, con poetas riobambeños crea el grupo literario Sacapuntas, esto se da en pleno boom de los talleres literarios, donde funde la poesía con diferentes artes, hablamos de la danza, la música, la pintura, todo con el objetivo de popularizar la creación. Para estos años, es presidente de la Casa de la Cultura, Núcleo del Chimborazo, siempre con su cuaderno en donde permanecerán por largo tiempo guardados sus poemas, que luego devendrán en un hermoso libro, denominado Instantes, aquellos poemas de su vida, de su amor, y de su muerte.


Y en el final del poema Amantes, como una profetización escribiría: “Ser pilotos de una nave/ sin brújula y destino…/ Tachar un nombre querido/ de nuestras libretas porque sí/ porque ha muerto”. En 1991, en una nochebohemia, nochedestartalada conjugado con la política, en un accidente de tránsito, es donde se apaga la voz de Alfonso Chávez Jara. De ahí, que su libro póstumo Instantes se convierta en ese continuar del poema inconcluso, el que no encuentra un fin, dando trascendencia a esa búsqueda maravillosa de la libertad.

EL ETERNO RETORNO HACIA EL POEMA QUE SACUDIÓ MI MEMORIA


Este 2011 se cumplen dos décadas de la partida de uno de los poetas y promotores culturales más importantes que ha dado nuestra patria, Alfonso Chávez Jara, injustamente olvidado por algunos poetitas de mierda, como los llamaría Raulito Arias, el poeta que nos devino en su bicicleta de sueños, aquellos bates de béisbol y de comarca que han desvirtuado nuestra real literatura, en nombre de la “crítica sofisticada y académica”, tratando de cuidar su imagen de escritores universales, conllevan una pedantería, por eso Alfonso Chávez escribiría: “ocuparé el nombre suburbano/ de una lata vacía/ hasta constatar que el camaleón es un pensador profundo…”. Siempre irónico nuestro querido poeta. Irónico en esa tristeza en que se allanó su vida.


Y por eso, por recuperar su poesía, con apoyo estudiantil de la Universidad Central del Ecuador, donde los pasos de Alfonso Chávez, y de su esposa, María Eugenia caminaron por un Ecuador justo, igualitario: “Inevitablemente,/ mis párpados/ son dos pájaros quemantes/ aleteando recuerdos/ en el rincón más próximo / de tus modos benditos/ confinados/ en este pecho/ imposible de enfriar…” así era el canto de Alfonso. Bello. Radical. Preciso en sus palabras. Se realizó el I Concurso Universitario de Poesía Alfonso Chávez Jara, con un festival donde poetas jóvenes se dieron cita a una fiesta, imantando alegría entre esa nostalgia que fue el recuerdo de la tanta vida y jamás… nostalgia del haber hurgado la ternura de Alfonso Chávez Jara, pero siempre con la cabeza en alto, ejemplo de nuestro querido poeta.


Esperando continuar con el concurso y el festival, siempre con las dificultades propias de un país, donde la falta de apoyo a las actividades culturales prevalece, pero con el corazón en la mano luchar… vivo ejemplo de ese canto en vuelo firme


Solo puedo decir: salud por Alfonso, porque tengo fe en su poesía, porque tengo fe de un Ecuador justo…

domingo, 11 de diciembre de 2011

UN DULCE REENCUENTRO,

A propósito de la novela Hallado en la Grieta, de Jorge Velasco Mackenzie…

Son tres años en que vuelvo a un texto de Jorge Velasco Mackenzie. Sí. Tres años en que tomando un café, debajo de la luna, contemplo una sombra que ayer salía de ser un niño indefenso para revelarse en un ser enfrentándose a un mundo real, el trabajo, pensar en el título universitario, quizá una mujer que acompañe las soledades tardías, atrás estaban las borracheras de pájaro, donde solía sentarme con una cerveza y leía a voz alta El fantasma que merodeaban mis sueños imposibles (parafraseando al cuento de este autor) o cuando conversaba con amigos sobre las Escenas en el andar de un hombre solo. Admitir que se convirtió en nuestro escritor de cabecera, que El rincón de los justos, al igual que algunas novelas de Ubidia, o Proaño Arandi, retrotraían lo mejor de las novelas contemporáneas. Que era una novela protesta, novela mariposa, novela queso, profundamente humana, mítica, pero también generaba desorden, que el dialecto era simple y la violencia en su sintaxis era ternura. Tres años, y por supuesto escuchando un bolero de Leo Marini.









Y tres años después iniciar una lectura con esta frase: “Hay una edad en que la vida, más que dar te quita, dijo Valdemar mirando la línea verde nítida en el horizonte”, lo primero que hice es mirar por mi ventana y no entender a la lluvia. Y recordé un hermoso Haiku de Yamaguchi Sodo: “Bajo la clara luna,/ vuelvo a casa en compañía/ de mi sombra” y me dije, ensimismado, nunca abandoné a Jorge Velasco Mackenzie, sus palabras siempre estuvieron guardados en mi piel, recordar entre risas y vergüenza las veces que quise plagiarlo, me sumí en la lectura de Hallado en la Grieta, ¿su última novela? Quizá no, Jorge es uno de esos escritores que necesitan de la escritura para vivir, por eso, no diría su última novela, tal vez tenga muchas en su corazón.



Hallado en la Grieta es una novela sencilla de leer, tiene mucha musicalidad, mucho verso. El primer capítulo presenta un oximorón: El infierno del paraíso. Pero, en el proceso de lectura me preguntaba cuál es el paraíso, si en la novela los personajes estaban destinados a un dolor, a una venganza, a una soledad, en el final de la novela lo entendí, algo similar sucedió a Virgilio y Beatriz, descender a los infiernos, donde alberga la tristeza, engendra la soledad, los monstruos del pasado acechan, pero el amor es la eternidad. Y estos son los temas que los personajes de Velasco Mackenzie presentan.







Valdemar Ventura y Aylin, dos seres distintos regresan a recuperar un pasado abandonado en Las Encantadas ecuatorianas; las islas Galápagos son el lugar donde todos los personajes regresan, es ella, que celosa guarda un tesoro para todos los fugados. Aylin, asiática, hibakusha, mujer que huye de la guerra, de las bombas de Hiroshima y se asienta en estas islas para salvaguardarse y construirse como ser humano. Valdemar Ventura, como su nombre, aventurero, solitario, es quien compra la vida de Aylin y le separa, muy niña, de sus padres, de su futuro, de su presente. Regresan viejos, sus cuerpos ya no son los mismos, están lacerados por el destino, por el odio, por la sed de venganza, pero con ganas de rescatar la libertad y el amor. Así mira Valdemar a Aylin:



“Valdemar se volteó para verla: largo tiempo había dejado de ser bella, o poseía una belleza lejana de la que apenas conservaba un rasgo, esa parte del asombro que lo conturbó años atrás…”


Así llegan a Santa Cruz, antes llamada Indefatigable, lo primero que realiza Valdemar es sumergirse en cerveza, Aylín, maravillada del mar, empieza la nostalgia, cuando él le propone caminar, luego del descenso del barco que los acercaba a su muertevida, llamado el Albión: Venir al Edén ya viejos. Debimos haber llegado cuando tú me raptaste… entonces esto era un Edén derruido. Son las palabras de la mujer que mantiene un odio con el hombre que vive cerca a ella.



Así es el inicio del relato, un dejo de tristeza en las aguas del presente. Un entretejido de realidad lejana. Aylin, siempre con el recuerdo de sus padres y querer recuperar sus cuerpos, el pueblo ya no es el mismo, el cementerio se ha evanecido, nadie de las personas recuerda nada del pasado. Es como un pueblo fantasma. Ellos son extranjeros sin cámaras fotográficas, extraños ante las miradas de las personas, son como cadáveres con sentimientos, caminan destartalados por las calles sin fin:



“Valdemar Ventura, junto a su mujer Ailyn, buscaron el cementerio en Playa de Oro. Era un cementerio en verdad horrible, nada tenía de santo ni de campo; más bien un descampado de tumbas en la tierra, cada una con su cruz a punto de caerse, el espacio estaba cercado con alambres de púas y hacia el fondo, casi contra una pared de rocas que recordaba el muro de las lágrimas…”



Aylín ante este avistamiento lloró con gritos al no encontrar el lugar donde, supuestamente, descansan los cuerpos de sus padres. Un ritual y alejarse fue el acto seguido. Y de nuevo, el recuerdo de las bombas en Hiroshima:



“Contaba Junko que los siete ríos de Nagasaki estaban lleno de cadáveres, parece que en la desesperación de las quemaduras, las víctimas corrían y se lanzaban al agua.”



Así es la novela de Velasco Mackenzie (Guayaquil, 1949). Unifica dos contextos culturales diferentes, Asía, por un lado, América por otro, en medio de sentimientos existenciales que aquejan a estos personajes, esta estrategia ayuda a transformar la realidad en ficción. Entreteje leyendas y mitos, como el caso de Camilo Casanovas, un renegado manabita (así lo dice en la novela) a quien castigaron con palizas por revelarse ante el gobierno opresor que instauró Manuel Julián Cobos: “lo sentenció a muerte sin matarlo” lo destierran a una isla sin agua, solitaria, solo con un cuchillo, previendo que morirá, pero éste sobrevive… como podemos observar, el autor no deja un descuido en su novela, dota de realidad a su narración. El mito, el símbolo, propios de una cultura encuentran hermosura en el texto.

Sinceramente, fue un aliciente leer esta novela, había perdido la fe en algunos escritorcillos que figuran de nuevos cánones, queriendo implantar novelas rápidas, hablando mucho, descosiendo lo que en nuestra patria se ha ido formando en un hilo conductor de una estética barroca, esos que quieren desmitificar nuestras identidades y se transforman en “y-universales” copiando estéticas distintas a nuestras latitudes, dígase Bukowski, Henry Miller, Raymond Carver, otros más dóciles, queriendo ser los nuevos Milas Matas, fulgurándose con premios y maestrías rosas, implantan unos juguetes destartalados. Es por eso, que festejo esta nueva urdimbre de Velasco Mackenzie, porque me devolvió la fe.



García Márquez, en Fantasía y creación artística en América Latina y el Caribe, se preocupaba por la creación en nuestros escritores, escribiría: “En América Latina y el Caribe, los artistas han tenido que inventar muy poco, y tal vez su problema ha sido el contrario: hacer creíble su realidad” y terminaba su ensayo con esta conclusión, “la realidad es mejor que nosotros. Nuestro destino es tratar de imitarla con humildad…” y creo que Velasco Mackenzie recrea una realidad desde esa realidad que tuvo que vivir y observar:



“…la noche había regresado muy espesa sobre Santa Cruz y su muelle donde dormían los lobos marinos. El mar era un mantón oscuro, casi negro, sin ruidos como si también durmiera, pero había algo arriba que sobresaltaba los espíritus más fuertes, era la luna, tan blanca y cercana como el rostro de una sirena…”



Este es el sentido de la novela de Velasco Mackenzie, dar un realismo conceptual y riguroso en el lenguaje, poético en sí mismo, que parte desde una realidad humana, como constructo social y subjetivo. Y esta descripción presupone un descriptor, en este caso el narrador, que en sí se describe y es parte de la historia. En el capítulo denominado, Isla El Sombrero Chino, el narrador se descubre: “yo, que desde este capítulo voy a aparecer de cuerpo entero, o medio cuerpo, que más da.” Entonces, el texto está dentro del texto, nada es externo. El narrador es la historia, él lo mira, él nos cuenta.



Solo me toca invitar a leer esta novela, más no podría decir, sería cortar el suspenso que se genera en los lectores, y claro, retomo a Leo Marini en la canción Tristeza Marina: “Mar.../ Mar, hermano mío/ Mar.../ en tu inmensidad/ hundo con mi barco carbonero/ mi destino prisionero y mi triste soledad…” Luego de una larga travesía y encontrar personajes del pasado que reavivan sus sentimientos, caso Amanda, Hipólito, Juan Antúnez (que aparece como un mito en la novela), Julián donde la nostalgia reaparece en forma de idilios amorosos, todo ante la presencia del silencio de las olas, y el constante batir del mar… Valdemar Ventura y Aylín se enamoran, y ascienden al paraíso, terminan su travesía y, desnudos, esperan el devenir de la mañana…


jueves, 24 de noviembre de 2011

BREVES APUNTES PARA UNA LUZ QUE EMERGE DESDE EL SILENCIO

La literatura ecuatoriana vive un tiempo de cambios, uno de ellos es el apogeo de Talleres de Creación Literaria, entre los más importantes está el Taller del poeta Diego Velasco Andrade; de este espacio de apropiación de la imaginación han surgido nombres importantes: Johanna López Santos, Freddy Ayala Plazarte, Marco Bustos, Juan Pablo Mogrovejo, Priscila Montenegro, varias voces y diversidad de temas.


Desde sus inicios, el relato popular surgió como una narración oral, se recopilaban múltiples historias, de numerosos pueblos y se han recogido en mitos y leyendas tradicionales que han servido para generar una identidad andina ecuatorial. Pero también, el relato se logra constituir en la ordenación cultural de las naciones. El relato alucina nuestros paisajes allanados por un "desencanto" creado por subgrupos que han detentado con nuestra historia, haciéndonos creer que copiar supuestos cánones nos va a hacer universales.

Y quizá, esta sea la importancia de este Luz Lateral 2, que atestigua desde lo lúdico un reencuentro con nuestras identidades ecuatoriales. Escritores del siglo XXI, asimilan lo que hicieron nuestros escritores andinos de la Generación del 30, asumen el tiempo-espacio como algo omnipresente.

Nostalgia. Silencio. Viaje. Inmortalidad. Amor. Frustración. Son varios de los tópicos que esta nueva generación de narradores reflexiona. Creo en ellos y me aficiono en este trabajo, en esta muestra. Su originalidad nace desde sus anécdotas, pero también en el compromiso con la literatura, saben que la escritura es un oficio complejo, por eso sus imaginarios se llenan de poesía y de fotografía; de historia y de amor.

Agustín Guambo y Jenny Cortéz nos narran historias desde la neovanguardia, asumiendo el lenguaje como el cambio de actitud en una sociedad ennegrecida por los merchandising's. Amira Acosta, Fausto Ramos, Santiago Quelal y Oswaldo Mantilla, desde los tópicos ecuatoriales, tal vez del Realismo Social, llegan a ser los cronistas de la época, inmortalizando sus identidades. Liseth Correa, Kenny Oñate, Santiago Vásconez, David Cedeño y David Acosta, los más jóvenes de la selección, nos demuestran un oficio inicial muy importante, unifican la poesía con sus propias vivencias. Historias personales, pero con un profundo conocimiento de la labor de relatar, entrañan nostalgia y esperanza. Darwin Morejón y Mayra Arias, narradores con una violencia inusitada, trabajan el humor negro con historias cotidianas. Ximena Flores y Robertson Cáceres revelan unas tramas prosaicas, generando mundos paralelos.

Con esta obra, estos nuevos narradores, denominados la Generación Fractal, demuestran una incesante búsqueda de oficio literario, y configuran relatos iluminados de belleza conceptual, propio de los buenos escritores.


domingo, 30 de octubre de 2011

PEDRO HERRERA: IMÁGENES PERPETRADAS PARA LA MEMORIA






1.

Muchas veces el artista pasa desapercibido en las calles. Otras, se moja en la lluvia por no tener un paraguas. Sus ojos vagan en aquellas instancias en que la vida les requiere, en las cumbres más altas del espíritu. A ellos se los puede encontrar en cualquier parte, sea un bar, un mercado, un autobús.


Cuentan que a Dylan Thomas lo veían pasear, a menudo en los bares del Greenwich Village, en medio de sus borracheras contemplaba a los pájaros, en esos vuelos, contrariado se condenaba en un verso. Así mismo, César Dávila Andrade moría en cada cigarro que llegaba a su mano. estas hisrotias que tejen leyendas hieren mi espíritu.






En esa mentira en que me veo abocado surge una pregunta ¿Dónde se encuentra el tiempo que tienen los artistas para escribir, para recrear un lenguaje ensimismado en la encarnación del poema? ¿Dónde, en qué lugar se estacionan a recobrar un rato de lucidez?


Tristán Tzará resumiría en pequeñas líneas: "la poesía no es únicamente el producto escrito, sino una manera de vivir"


2.

Al visitar a Pedro Herrera en su taller, lo primero que uno encuentra es una puerta cerrada, entiendo que el artista hizo una buena lectura de Fray Luis de León: "¡Qué descansada vida/ la del que huye del mundanal ruido!" de a poco, construye la soledad vital que necesita para recrear su obra. Ese ensamble, requisito para fraguarse en las aguas dicotómicas que la libertad confina en la inspiración.












¡Quién sino la oscuridad de una taller artístico para desnudar la verdadera creación de su arte!



Tres cuartos prefiguran su taller. El primero, la del hombre normal, trabajador como cualquier ser humano. El segundo, el lance de juego de dados, es aquí donde reposa su obra. Sus cuadros aparecen vertiginosos en el cosmos de Pedro Herrera. Esa obsesión por comunicar, a su vez desmitificar al ser occidental, su ourovourus. Esa serpiente que constantemente se muerde su cola, esa serpiente que nos remite al pasado, que nos enlaza al Pacha-tiempo, donde está nuestra memoria.

El tercero, el más importante, donde el camino al Sumak Kausai revela identidades, en ese intersticio es donde Pedro Herrera busca su origen. Ingresar a ese recóndito lugar: donde lo ritual y lo mágico prefiguran sueños, donde libros se pierden en la vaguedad de un espacio calcinado en espejos destrozando paradigmas disímiles. Por que así es su vida, inconoclasta en la corriente estilística del artista burgués.




Su taller no es un museo, es el hábitat donde la poesía pone de manifiesto lo que el poeta dice de sí mismo. Por eso, cada momento que lo visito mi mente reprime a la muerte, condensa a la llaga del tiempo en una encarnación de la mudez, reaviva el arte; simplemente, con un grito shamanico acelera el deseo de creación que se encuentra oculto en mi espíritu.


3.


Pedro Herrera es un poeta surrealista. Abstracto como su mundo interior, prioriza la sunjetividad y ensalza el significante, ese es su punto de quiebre en el arte. Diego Velasco para explicar la relatividad de "lo real" en la imagen fotográfica de Pedro Herrera, asevera:




"durante mucho tiempo, la sociedad racionalista de occidente pensaba que la fotografía era un registro perfecto de la vida... Sin embargo, la fotografía naturalista y la realista, no fueron más que la última consecuencia de la neurosis de la pintura y del arte renacentista europeo, angustiado en retratar en dos dimensiones, es decir en el plano, una ilusión de profundidad. Aquel intento obsesivo e ingenuo que perseguía contener en un plano las multidimensiones, devino también una regla para la fotografía" (Velasco Diego: 2010)


Pedro Herrera revela en su obra dos etapas. El aparecimiento de la imaginación poética, inmerso en los conflictos existenciales, sucedido entre la idea y el desajuste de la realidad (¿neo-realidad?) donde el ser humano se muestra frío, donde su vida es un constante absurdo, esa especie de recoveco oscuro donde las puertas de salida no existen, un abismo en que desolación y tristeza se condensan en un cuadro sempiterno.


La segunda etapa, la re-significación del arte: André Breton, forjador del surrealismo admitiría: "Nosotros reducimos el arte a su más simple expresión, que es el amor" (En Ayala Freddy, La Metálica Luminosa)


Una mujer desnuda en medio de la noche, detrás, en un plano profundo, dos árboles mimetizan la tristeza de esta mujer, mitad pájaro y la luna sometiendo a este cuerpo lacerado. Así se condiciona el ser humano ante la belleza oscura de la naturaleza. Densa una gota de agua cae, silenciosa, como suicida y una paloma blanca levantando vuelo entraña un estado de desesperación ante las aguas regadas en el olvido.


Otros cuadros que buscan la cotidianidad y resbalar en lo inesperado. Recuerdo a Cezanne, tanto en The Blue Vase como en el cuadro A bouquet with China. Flores urdidas de sentimiento sobre puertas cerradas o nadando en lagos coloridos ante cielos claros. De a poco, Pedro Herrera imanta magnetismo mágico entre el ayer y el ahora perpetrando imágenes sucedidas para la memoria.


(Tomado de la revista Ojos de perro azul 2...)

sábado, 8 de octubre de 2011

MI PADRE EN LAS RIELES DE SUMPA

CASA DE SOLEDAD TIENE EL HONOR Y LA ALEGRÍA DE INVITAR A LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE POESÍA: MI PADRE EN LAS RIELES DE SUMPA, DEL ESCRITOR FREDDY AYALA PLAZARTE.




LUGAR: SALA BENJAMÍN CARRIÓN CCE

FECHA: MARTES 11 DE OCTUBRE DE 2011

HORA: 19 HORAS


Acerca del libro, Diego Velasco dice: "la obra de Freddy Ayala Plazarte atestigua el lúdico reencuentro con sus identidades ecuatoriales. Este poeta de inicios del siglo XXI, tal cual lo hicieron los vanguardistas andinos de hace una centuria, se asume en el tiempo/espacio Pacha del omnipresente; tocando los acordes del pasado/futuro cíclico; tarareando juguetón las ancestrales polifonías de aquella nación multicultural y milenaria, a la que se sabe con orgullo pertenecer"


Por su parte, Cristian Avecillas anuncia: "Para la quietud, el ancestro: el padre y los Andes, el abuelo y el fuego, la madre y la nostalgia, y el silencio de la sierra ecuatoriana; para el viaje, Sumpa, Sumpa y sus amantes, Sumpa y los eriales frente al mar, y el mar. Por originario y ancestral, de aquellas tierras que conforman la actualmente denominada península de Santa Elena"


Esperemos que asistan a esta fiesta de la poesía...

martes, 30 de agosto de 2011

DE AMORES CIEGOS, nuevo libro de Darío Ramos





UN AGUACERO DE RECUERDOS


Todavía sigue latiendo en mi cabeza las bellas palabras con las que Martín Heidegger describe la poesía de George Tralk: "ha compuesto sus poemas a partir de una sola poesía, que cada uno de aquellos habla desde el conjunto de los mismos", y es esta misma descripción la que traigo a colación para esta entrega del poeta, Darío Ramos, titulado De Amores Ciegos, versos que emanan una reflexión donde el ser humano se enfrenta constantemente con su (otro) cuerpo.



Dos hechos literarios conforman este cuerpo nocturno de textos. El primero, la prosa, aquí la historia emerge de lo que Kundera denominaría Levedad, el lenguaje recorre sustancialmente por las descripciones en el hecho amoroso. Sabemos de antemano que el poeta se basa en sus recuerdos para procrear un colectivo de letras en el papel, y si bien Darío Ramos se instaura en el ethos comunicacional no desdeña su memoria y nos dice:



"su bisoño rostro se adornaba con una nariz más bien respingada y de entre sus labios surgía una dentadura armoniosa quizá angelical. Isabel, era una mujer muy abierta y eso mismo me llamó la atención desde un principio y aquella, su personalidad un tanto dura, que de una u otra formaba su "lado femenino"



Lado femenino que el poeta nos anuncia por donde discurrirá su discurso, una voz que no deja vacíos en la descripción, quizá para poetas que emergen desde los cánones existan lugares comunes, tal vez para los "amantes" autodenominados mujeriegos de la comuna berrinchera pasen estas ideas desapercibidas, pero para el poeta cada rasgo conforma una corporalidad que cobija sensibilidades, propio del ser que se nubla en el cielo, para desde la lejana locura, la dolora pasión, transformar el cuerpo de la mujer en un cuerpo donde poder amar.



La mujer siempre ha sido el eje por donde la literatura ha transitado las más hermosas páginas; en la antigua Grecia, ellas han sido el camino del dolor, la felicidad, la justicia, la alegría, la belleza, la amistad, recuerdo nombres importantes: Ifigenia, Helena, Calipso, Fedra, Paenélope, Electra, Dafne, Casandra. En el caso de Amores Ciego, la mujer es la que conlleva la batalla siniestra. Isabel, así nos dice Darío Ramos, Isabel mi deseo, y de nuevo tuve que volver a una de las más preciosas novelas que se ha escrito en nuestro idioma, Rayuela, y con una sonrisa resalté una frase que ha tratado de convivir conmigo ¿Qué pensaba Cristo en la cama antes de dormirse, che?, el gran Cortázar, ese ser que se desvivió por crear una Maga, esa mujer de la que se tiene miedo, pero donde uno siempre se está bien. Isabel me recordó en algo a la Maga de Cortázar en este verso: ella puso un poco de aceite en sus manos. Con esta frase, que tiene mucho de Platón, y mucho de esa palabra compleja que ha creado el ser humano, el amor, iniciará la segunda parte del libro:



LOS CIEGOS POR EL OÍDO SABEMOS MUCHAS COSAS



Para ingresar al escenario poético que Darío Ramos nos invita a celebrar, debemos hacer una reflexión acerca de esta palabra sutil, a la vez compleja (repitiendo lo anterior), el amor; pero también saber por donde Darío Ramos trata de consumir en este sendero poético:



En el poema que abre la serie poética: PREÁMBULO DE MEDIODÍA, tomaré unos versos:


Deseo poseerte relajada, sin esas angustias/ (...) dejaré mi blanca semilla en tu mar vespertino/ (...) te deseo despierta, agitada mientras danzas/ (...) Te deseo desnuda/ (...) Sí, te daré mi cuerpo


Como podemos apreciar en estos versos, la palabra deseo comienza a abrirse espacio, quizá a remover las cenizas que se han estancado en el silencio, esas cenizas que solo los amorosos (recaigo en Sabines) lo convierten en belleza. Esta palabra deseo, que en varias mentes se habrá predispuesto en el erotismo, les diría que atendamos a la palabra amor en toda una generalidad. Primero diferenciar entre deseo y amor, consustancialmente el deseo nace del amor, como también el pensamiento, los sentimientos, por poner ejemplos. Cuando alguien desea no se puede decir que está amando, porque también puede suceder el odio. Un adicto puede amar la heroína, pero lo puede odiar debido a sus efectos nocivos. Una mujer puede desear una cartera, pero a su vez lo puede odiar, por no tener el dinero suficiente para comprarlo, de ahí que la dicotomía amor-odio se hace ineludible. Cuando uno ama, necesariamente, está realizando un pacto con el dolor.


Pero el hecho poético es el siguiente: desear a alguien es querer tener posesión de la persona, que trate de formar parte de nuestra cosmovisión. El deseo una vez obtenido fenece. El amor es, en cambio, un eterno insatisfecho, como diría Ortega y Gasset. El deseo no intenta avanzar. El amor promueve el movimiento. San Agustín reflexionó, alejándose de la idea del amor apetitoso... Amor es gravitación hacia lo amado diría, y es como lo concibe Darío Ramos:


Somos dos helechos que se abren a la tarde

Entre aromas de blancas lluvias derramadas

Es tan grande mi deseo, tan inmensa mi locura

Ahora me toca a mi tomar la posta


(TOCASTE MI CUERPO)


O sino,


Es cierto, fuiste la causa de mis desvelos

El motivo de mi demente locura.

La tentación de todas mis hambres

Hoy, el sentido indudable de esas páginas


(AHORA QUE ME VOY)


El título de la obra poética se denomina: LA POÉTICA DE TU CUERPO, con una frase, que creo es muy importante: el tacto solo existe en la piel del otro. Y vamos por la palabra que va a dirigir este sendero, La Alteridad, tan debatida en el entorno latinoamericano, pero como este libro nos acarrea por los caminos del cuerpo amado, empiezo por la idea de Platón. Primero, elabora una idea en torno a la categoría de alteridad, donde el no ser deja de ser la nada o lo absoluto y pasa a ser lo otro del ser. Es en el otro que el ser humano mira sus diferencias, y surge el respeto y el interés por su comprensión. En la llegada de los españoles a tierras andinas, se encontraron con una cultura diferente, tuvieron que crear nuevos códigos en el lenguaje para poder subsanar esas diferencias, en el caso De Amores Ciegos, estas diferencias terminan poetizándose:


Tus manos pierden la cordura en mi cuerpo

Una flama de caléndulas me enciende.

Tus labios pedigüeños de tu abajo

Me llaman, dame tiempo, ya estoy llegando


(HAZ DICHO MI NOMBRE)


Descifraré tus colores, más allá de la luz

Tu piel es grande, epitelial de luna


(ESCRIBIR UN CUADRO)


Entonces para Platón está claro que el amor es búsqueda incesante, la belleza; y he ahí, la búsqueda metafísica de la poesía, la idea de lo bello. Ya lo escribiría el poeta ecuatoriano Cristian Avecillas: "Sembraremos las parábolas del yo/ En las tierras íntimas del tú/ Para que florezca el nosotros", el poema regresa fraternalmente a los orígenes, a los recuerdos, en el poema Me dueles en el cuerpo, las sombras se convierten en voces: Tu cuerpo galopó caricia dentro/ saciando mi sed entre suspiros, aquí el verso trata de ser salvación. Así es la palabra de Darío Ramos, un cordel que nos hila emociones mientras las imágenes se van imantando de a poco.


Y como un ave triunfante, esta palabra nos eleva furtivos por los aires. Mientras en la tierra, mientras pasa e verso reptando por nuestras emociones, la lluvia toma la mano de la amada, y juntos se pierden entre las calles/ en una vigilia del nada.


Quito, agosto 2011





miércoles, 10 de agosto de 2011

UMBILIKAL:



...LO QUE SÉ DE EXISTIR,


ES DEJAR EL MANTEL LLENO DE MIGAS



El título de este libro, que deviene en una búsqueda al pasado, del poeta Edison Navarro Cansino (1983), nos somete a lo que Vicente Huidrobo llamaría en su Altazor incendio, o sea un poema que se propague por todas partes, y nacen las imágenes consumiéndose a bocanadas: "Se ve a los ángeles fornicar,/ ruedan botellas y retazos de alas con carne..." Estos, sus primeros versos nos van encaminando por donde el discurso poético perdura, sin someterse a novelerías patibularias, canó(n)nicas. Un lenguaje que se debate entre lo sensual, lo exitencialista, pero también en la exactitud, ese que nos rememora al verso sereno:



La madrugada eres vos

de entre tus manos nace un niño ciego

arrastrando las campanas del insomnio

anunciando tu ausencia

Quizá el acierto de este poemario es esa incesante búsqueda por el otro (el cual siempre termina siendo el poeta mismo), desfallecimiento, pregunta, respuesta, viaje, apertura... pero que se deshace en los puntos suspensivos que nos deja esta sociedad que nos consume en merchadising:



Me dejo en la vereda de tu nombre

en el tiempo que nos abandona

colgados del espejo

Ese otro de Borges, el arte. La locura de Palacio, el verso. La bohemia de Dávila Andrade, el poema. La virtud de Wilde, el amor: "...pasa que mis dedos son memoria de perro/ aprendieron el camino y vuelven a tu sombra". El amor no es uno solo, tampoco está estático. es movimiento sublime, pero también el final del camino, ahí donde inicia el rastro del amante.



Hasta hoy,

lo que sé de existir,

es dejar el mantel lleno de migajas

Edison Navarro Cansino, en este Umbilikal propone una poesía con versos cortos, pero que nos llena de polvo, aquel polvo que los poetas lo vuelven amorosos, una resonancia a estos espíritus que nos han encarcelado en la soledad, quizá Umbilikal nos indique el camino de libertarnos de aquella soledad: "...bajo las piedras/ un gusano arrastra palabras que saltaron de mis ojos/ y construye la guarida/ donde sobrevivirá tu nombre..."

Comparto unos poemas de este pequeño, no tan hermoso como la luz en el fin del camino, de este pequeño Umbilikal



SEIS

Sopla la constelación de tus piernas

charco de cenizas tu pubis,

yo,

un emigrante aguacero



DECIOCHO

De polvo eres

y en lodo te convertirás,

SENTENCIÓ el mar.

Luego:

el oleaje tragó mis huellas



VEINTIOCHO

Después de todo

cuando nada exista

y desaparezcan los pájaros del alambre

estiraré mis manos

y te inventaré otra vez en mi lecho.





domingo, 17 de julio de 2011

NO DEBERÍA HABER MUJERES BUENAS


Como su título, un libro que transgrede la sintaxis de la vida.

1.

El gusto que tengo por leer poesía me ha dado la incesante fascinación de la búsqueda de nuevas voces que imanten ese lado obscuro de mi vida, una sensibilidad que depare en la noche. Así, llegó a mis manos una veintena de poemas de una joven poeta mantense, Yuliana Marcillo, y al comenzar su lectura, al inicio, arribaron a mis ojos estos versos: Los sábados lloran perras, cantan gorilas/No soy santa, soy un ángel que tiene el lápiz del demonio... en ese momento recordé una frase de Jorge Luis Borges: Miro mi cara en el espejo para saber quién soy, para saber cómo me portaré dentro de unas horas, cuando me enfrenté con el fin. Mi carne puede tener miedo; yo, no. Tuve la sensación de encontrar en estos versos a ese demonio que encarne mi urdimbre soledad, la pesadilla de reecontrarme con ese miedo que dejé en el pasado.


2.

Irreverente, los versos de Yuliana Marcillo nacen de la transgresión, con un lenguaje que emerge del ambiente sórdido que nos lega este periodo postmodernista, donde la rebeldía es el punto de libertad y el amor solo es un agitado universo de penas, de lágrimas, nos dice la poeta:

Me dices estás bella

¿Bella?

Pero si estoy hecha de soledad y tierra, te digo...

(Yo)




Desacralizar una sociedad hipócrita son el próposito de estos versos, así reza en el poema Flaca Llorona: Abro las piernas para obtener amor, /cierro las piernas para exigir respeto... Gritar las penas que están obstruidas en su memoria, en ese recuerdo que el poeta lo encuentra. Desenmascarar a una época que nos infiere en el desencanto que nos dejó la moral del siglo pasado. Son estos versos que nos desafían con una sonceridad infernal: Era un secreto./Ahora lo saben; los demonios también lloran.


Versos que golpean la conciencia, que dejan una sensación de lluvia pegada a la ventana, de un enorme insecto que se desnuda en un charco de estrellas, los poemas de este libro: No debería haber mujeres buenas, prorrumpen de una originalidad que bucea la cotidianidad con unos ojos que aterran, que hieren, desafían, solo recuerdo a Bukowski que esperaba la muerte como un gato, así en el poema Silencios, los versos muerden: Si gritas nadie te escucha/ Las buenas personas pasaron de moda./ Hoy matan, violan, cantan...



Charles Bally no equivoca su afirmación al decir que "las lenguas cambian sin cesar y no pueden funcionar cuando no ocurren los cambios", así, el producto escrito se considera como una fuente de testimonio, tanto al presentar una lengua y su contexto, el fondo. En este caso, Yuliana Marcillo es consciente de este suceso y es la lengua ese vaso comunicante de su sociedad para con los otros:

No me des flores, dame un revólver.

Quiero acabar la disfrazada Navidad.

Todo verde, todo rojo, la dicha de un día es un tiempo falso

(Disimulo)

Pero la lengua no alcanza, necesitamos de una sensibilidad diferente. Unos ojos que capten la realidad sin tapujos, unos ojos que miren al detalle lo que sucede en la vida, denuncie. Que aplaque los principios y las normas establecidas por una sociedad pacata, y con una voz que toma el humor negro señala:

Si el amor es ciego,

Que las monjas bailen zamba

(Besos morados)

Esto es en pocas líneas: No debería haber mujeres buenas, un poemario que transgrede la sintaxis de la vida, que bucea lo recóndito del ser humano.


lunes, 11 de julio de 2011

La belleza que se tatúa debajo de mi lengua


Esta belleza no tiene la culpa de ser así, manifestaba Gonzalo Arango, en uno de los varios escritos nadaistas, frase que traigo a colación con respecto a esta serie de poemas que nos presenta Pablo Flores, en su Pin pon o la sequedad de las estrías, ¿Belleza o anti-belleza? cuando el poeta no se sujeta a cánones establecidos en la escritura de la poética sino que, desmitificando las palabras desestructura los versos y omite palabras oprobiosas, carentes de sentido: "Valen verga todos los puntos cardinales (...) que conforman el accionar de esta descerebración sobre un pastizal".

¿Pero qué hace que un poeta tenga la necesidad de desestructurar un esquema?

Quizá entender que el ser humano es producto de su tiempo. Que es una semilla que se va formando en este universo que nos inunda de dioses vestidos de shoppings, que trata de consumirnos. Ya en su tiempo, César Dávila Andrade indagaba nuevas formas de escribir poesía. La metafísica, lo místico, la bohemia eran parte de ese modo de expresar su época. Jorge Carrera Andrade tratando de ordenar su universo; Hugo Mayo, desde su puesto de burócrata, ensimismándose en el amor al arte. Y es en este contexto en que aparece Pablo Flores:


"Nací en la imitación de un paisaje postal contra la dispersa agua por caer en una


cena de lujo, dejo la descomposición del engrasado al agite de los moretones como


una brújula llena parcialmente de agua, compartimientos que ya se dieron en el


complejo de caastración según Lacan, y las obras de arquitectura de los retretes


cerrados del fin del mundo."



Conocí a Pablo Flores en el acto de aprendizaje de los talleres literarios de la Casa de la Cultura, dirigidos por el poeta Diego Velasco; y en ese avnace de su existencia, era la escritura unida a la experimentación, a su pensamiento, a la vida formal que llevaba, tanto en la Universidad como en su familia y amigos que empezó a mostrar su cosmos:





"Retado a mantener la orina por lo alto de la pared, contuve mis lágrimas,


me repitía a mi mismo que sólo mi cuerpo es la longevidad de un órgano


expuesto al sol y la lluvia, que las ondulaciones del estribo en el cual la


resina se fragmenta, se vuelve comida remada"





Era un poeta diferente, pero con alta dosis de sensibilidad, propio de gente que convierte su miedo en una inquietud. Y esta inquietud los reserva para su creación. Creación que desemboca en imágenes poéticas. Así, la poesía en Pablo Flores no está desligada de la vida, está en lo más alto de la sublimidad del ser humano, su poesía es testimonio del mundo en que habita.





Este poemario que es un juego para el lector, un pin pon que rebota en la miseria del ser humano y va dejando estrías en la sequedad de su mente, poemas que no brindan reposo, poemas caóticos que develan la fiesta en la creación literaria:





"El corte en el ojo por el mármol tallado a la alabanza del calor que transmite la


prórroga de la línea del sol en el hundimiento de la reminiscenciade refugio propio:


Cada torrente de sangre esparciéndose fuera del cuerpo"


Cercado a lo que García Lorca llamaría una selva de sangre, y en esa relación crear su Perro Andaluz, junto a Dalí, esa misteriosa llaga surrealista que en este poemario nos sugiere en cada verso.



Si en la mitología griega, Prometeo accedió a los recovecos de los dioses para robar el fuego y entregárselos a los humanos, con esta propuesta literaria: Pin pon o la sequedad de las estrías, Pablo Flores nos entrega libertad y armonía, lo necesario para hacer feliz nuestra existencia.






POEMAS:



De la vida y el género de la abreviación del poder de la belleza evolutiva, surge el viaje del esperma ensegueciendo la translación de los objetos que siguen siendo un show del cardumen de una costilla lustrada, dando lugar a la sátira de ladrones que pronto resumirían mi muerte, como un acto de fe insitida en la sombra de un pedazo de carne de res por caer al mar.



Dios los crió, y cayeron todos los pájaros del mundo



***



Velar por este manoseo en el virar de la mano, devendría en el hallazgo más plano de las catástrofes por el líquido de las bombas. Bang! La cabeza hubiese explotado de plomo si la rancia de caer a la hoguera como salvavidas no era un simple salto al vacío.



***



Posteriormente perpetuando encima de la incineración de esta escultura que asemejaba al pasto de campo; acabada el origen de un centro en la tierra al cual llamaríamos partidura, las estrías que se confundían en la bruma de cientos de mujeres pariendo al mismo tiempo.






domingo, 3 de julio de 2011

LA MÁQUINA DEL GRITO, SUAVE Y LIGERA RECOLECCIÓN DE GRACIAS / EN MI ESPERANZA PRESTADA



La máquina del grito, del joven poeta Marco Manotoa (atado a la escritura más que pasión como una opción de vida), enfatiza el significante y no el significado, búsqueda incesante que anhelaban los poetas surrealistas. La imagen labrada en esa exploración de la palabra envejecida en el inconsciente del ser humano. Locura desenvuelta en la creación de versos transgresores: "cadáverexquisito del cuerpo-prometeo subyacente del teatro / acostumbrado a deletrear aforismos / in-ciertos... in-ventados... in-conclusos..." escarnio humillante a la poesía disuelta en un oprobioso canon. Poemario disuelto a de-construir la palabra poética.

Con este poemario, Marco Manotoa irrumpe en la literatura ecuatoriana como el ganador del I Concurso Universitario Alfonso Chávez Jara, por aquella aventura, llaga que se puede colar en la condena, en el lenguaje con una sensibilidad que responde a la época postmodernista en la que vive: "es verdad que la alimentación en exceso / genera la condición adecuada a la náusea", y es así en donde nace el grito como salvación, el poema como ese espacio de diálogo con su otro, del cual requiere para poder vivir.


El juego metafórico de este poemario es sagaz, riguroso en el trabajo simbólico, abandona el empobrecimiento lírico de los románticos (hay que tomar en cuenta que el poeta no sobrepasa los 20 años de edad) para ingresar con paso indagatorio -¿cólera acaso?- que en esa búsqueda de la respuesta encontrarse claro como el agua: "devienes en mí, como lo hace / el río en el océano", nutrir a ese otro, diálogo necesario de su cultura.


El poeta ecuatoriano, Jorge Martillo, asevera que: "escribía para joderle a los otros" y me pregunto, ¿no es esto lo que hace Marco Manotoa cuando arroja: "...esta criatura poética que el autor viste / con sintagmas re-mendados y frases des-cosidas, / es 1conejito blanco de Cortázar / para su autodevoración"?. Sarcasmo, lenguaje que vaga entre lo irónico y lo intelectual, poseído de un concepto ambivalente. Recuerdo la palabra irónica de Alfonso Chávez, que en su poema Cayó en una trampa, daba un final contrario: "No sé si fue timidez o táctica / de los golosos Píndaros / que aún desafían / desde sus inocentes rubores". Marco Manotoa habita el desencanto de una intelectualidad arrogante, es por eso que niega y los re-construye.


Arremete contra el discurso cursilero del amor, sabe que la palabra amor conlleva conocimiento, por ende dolor, nostalgia, muerte; así se abandona en sus lecturas: "figura del ciego en la historia-humana / desde mefistófeles a borges / pasando por la gula de vistorhugo, el alcoholismo de poe, el / narcisismo de wilde, el trágico-romanticismo de montalvo. / el amor es la meta, la aurora de noches bohemias...". Reconoce que la escritura solo se la puede detener con la muerte.


Para Marco Manotoa la escritura poética es ese ejercicio de reescritura de lo ya escrito (vicio de Octavio Paz), trabaja lo no dicho en imágenes escondidas del poema: "mera finalidad de poetas-futuros re-inventar... re-encontrar... re-citar... los vocablos latentes re-mover... re-escribir, re... utilizar... páginas atléticas". Así es La Máquina del Grito, un desgarramiento existencial. Único en poetas sagaces, genuinos.

Por lo dicho y en el silencio de este texto expreso en un poema de Alfonso Chávez Jara: "Del profundo corazón de la noche... / nació la ráfaga / que iluminó / tu cuerpo / que no ha muerto". Podría decir que con La Máquina del Grito, renace una nueva poética en el Ecuador, lo sé y espero no equivocarme. También espero que el Concurso Universitario Alfonso Chávez Jara que promueve la FEUE, Nueva Universidad, conjuntamente con la Revista Ojos de Perro Azul, no decline y se institucionalice en la búsqueda de nuevas voces, ya hemos encontrado uno y me siento feliz.


¡Salud por este poemario!



Porke: "...somos sangre de todos / en todos nuestra sangre se alza / levantamiento sangriento de toda / amérika nuestra, nuestra amérika".






Kitu, abril del 2011

jueves, 16 de junio de 2011




LA MÁQUINA DEL GRITO, LIBRO GANADOR DEL I CONCURSO UNIVERSITARIO DE POESÍA "ALFONSO CHÁVEZ JARA" SE PRESENTARÁ EL DÍA VIERNES 24 DE JUNIO, EN EL AUDITORIO TELMO HIDALGO DE LA FACULTAD DE ECONOMÍA, EN LA UNIVERSIDAD CENTRAL.


EL DÍA JUEVES 23 DE JUNIO HABRÁ CHARLAS SOBRE LA NOVÍSIMA LITERATURA ECUATORIANA, ADEMÁS DEL RECITAL POÉTICO.


A LOS ASISTENTES SE LES REGALARÁ LIBROS.


LES ESPERAMOS

INVITA: REVISTA OJOS DE PERRO AZUL

miércoles, 11 de mayo de 2011

NUEVO LIBRO DE DIEGO VELASCO

Coito ergo sum:



habita entre pisadas de poeta y

el canto luminoso de pájaros ciegos










¿Qué nos legó a los escritores jóvenes la llamada generación de los talleres literarios, de los años 80? Quizá voces reveladoras enfrentándose a un canon obsoleto, a estrellitas fugaces en decaimiento. Una de las voces sobrevivientes a aquel naufragio es la Diego Velasco Andrade, arquitecto de profesión, poeta con una misteriosa lucidez en la construcción de metáforas, vividas a plenitud.


Y esto lo confirman la serie de libros publicados, entre los que nombro los poemarios: La poesía no es un libro de poemas (1989), Derrocamiento del lector (1990), Safari a ombligo equinoccial (1991), Gato en el sol (1996), Cordeles (2005), Alquimias (2006); los libros de cuentos En el jardín de Freud (1995), Tierna ficción (2006); y la novelina ¿El poeta ha muerto? (2002). Y esta trascendencia en las letras ecuatorianas lo sustenta Coito ergo sum, reunión de nueve relatos, donde la intrépida palabra poética unida a la ficción que Velasco Andrade extrae de su "chistera de mago" revelan los dones que su timidez y ese gran enigma interno que lo habitan pueda traducirse en historias reveladoras, sugestivas, hermosas.


Así, como si en una puerta sagrada donde el poema atrae a la luz y a la tormenta, aparecen: El sendero que lleva a Comala, búsqueda incesante del camino a la sabiduría; intromisión al llamado de la promesa vivida. A la persistencia de los sueños; a esa quietud en que se forman los verdaderos pensamientos, y al tantear ese profundo surco, el poeta nos invita a atravesar "como el aire las frías murallas que circundaban la ciudad; caminar al ritmo urgente de las autopistas que llevan a todas partes y a ninguna...". Así, el paso a Comala nos remite a la esperanza fantasmagórica en donde habitaba un señor llamado Pedro Páramo, a quien no dejo de visitarlo. Ahora, tengo la certeza con su texto de que el "abrasadero" de cuerpos en el que me hallo, tenga su no respuesta en estas filosas aguas imaginadas en la luz y en las sombras, sea "El Sendero que (me) lleva a Comala"...


Los relatos siguientes proponen historias retorcidas en la ambigüedad del lenguaje. Así, "La maison de unos gatos abandonadosen invierno", nos induce a una trama que sucede por medio de imágenes seductoras: "Hay un perro negro, negro sobre el techo; se equilibra en un alambre de luz y ladra al occidente, tu lo escuchas?" ó "Y voilá, el otoño necio, la tímida luna, el gato congelado, el buen café, la gris pupila, el dulce guante; el felino abandono y la hora girante, anunciándote la ruta por dónde se abría, el ojo tibio de tu puerta..." hasta desbordar, mediante un ritmo acertado, a rememorar una ciudad en horizonte andino, llena de visiones que termina siendo nuestro propio cuerpo, esos estados oníricos en que vagamos constantemente y maullamos abandonados en los cien brazos de la muerte.





La cotidianidad desborda encantamiento, aquí la poesía como un ángel caído sobre la bruma se inserta en la ciudad, retoma de aquellos diarios blasfemados al olvido, para retratar a personajes reales en historias reveladoras de la maldición a la que está sujeto nuestro destino. En el final del cuento: "El espeluznador de la vía 8", nos apunta el personaje principal, aquel que funge de "violador Camargo" o mejor de piedra de toque y mea culpa de una sociedad hipócrita y represora "Entonces, recogía mis pisadas hasta volver a la vía 8, en donde, como un espectro imprevisto y desgarbado, desaparecía ágilmente entre la bruma".



Algo remarcable que puede haber realizado Coito ergo sum es tomar las paredes de París y trasladarla a la de Quito, ingresar, inventar formas de concebir estos pequeños pensamientos que son vías de comunicación irreverentes ubicuos y mínimos "no lugares": estas pequeñas frases poéticas llamadas graffitis que nos devuelven a los sueños anarquistas, hacia aquellas utopías que nos arrebataron hace más de 500 años:




"Absténte de fumar en un lugar público

Absténte de beber antes de conducir

Absténte de sobrepasar los 130 KM/h

Absténte de lanzar un golpe



Desde las próximas elecciones




Absténte"




Esta especie de acertijo que constituye el graffiti , apuntan hacia redefinir una poética de la ciudad o mejor a aquellos imagos de lo cotidiano, pero que resultan extrañas en el texto literario, y que solo la capacidad del escritor los vuelve poéticas a la hora de ser leídas.


Lo seductor de Coito ergo sum, es también esa facilidad de trasladarnos a otros mundos, donde el ser humano pervive en lucha consigo mismo. En el jardín de Freud, nos presenta un personaje existente en el mundo real, se relaciona con los seres que lo habitan, así, lentamente ingresa a un recoveco donde las sensaciones lo dominan, se enfrenta con esos seres angustiados y angustiantes echados en el diván de un psiquiatra. Personajes, sugeridos por Velasco Andrade, que nunca tienen una esperanza de salvación por vía de la racionalización...


En fin esta "narratopoética" simplemente ratifica a Diego Velasco como un innovador de nuestra literatura, que no está sujeto a "modas rualistas" ni a ridículos cenáculos canónicos, pero si a la escritura como una condena pasional por buscar el incesante oficio de escribir. Pero en el oficio no se agota su tarea: también en esa incesante búsqueda de nuevos escritores, en un boom pueblerino y de comarca, colmado de premios y alabanzas mutuas en que está cernida nuestra literatura desde hace décadas; por todo lo dicho, Velasco Andrade está condenado a solo perpetuarse en la memoria fugaz de lo poético, ejerciendo la palabra activista y caminante que nos eleva a una alquimia de la palabra, de esa aqua vitae del poema interminable; a habitar entre las pisadas del caminante siempre incompleto y en el canto de los pájaros ciegos, ululando sobre las nubes trizadas del texto poético.



Cristian López Talavera


Quito, abril 2011



sábado, 7 de mayo de 2011

MIENTRAS ELLA MATA MOSQUITOS



"Este poema que escribo / sé que nunca acabará de escribirse". Quizá con estos versos Augusto Rodríguez (Guayaquil, 1979) marque la pauta para ir conociendo por donde versa su poética. Un poeta que desde la palabra va descubriendo esas nuevas formas de versar la vida. Que lanza pedradas al río y encuentra imágenes, metáforas para poder construir una (su) realidad.

Para poder hablar del poemario Mientras ella mata mosquitos, primero voy a exigirme en mostrar la pasión que tengo por leer poesía, ese ensimismamiento en la búsqueda de voces que me salven de la nostalgia en la que me sumo constantemente. Soy un enamorado de frases que golpeen mi mente, que me saquen del frasco de botella vacía. Para mi la poesía es acercarme a ese versado en la nada, a ese dios mísero, pero que conlleva amor, rebeldía, conocimiento. Y así es como llegué a los poemas de Augusto Rodríguez, por medio de esa búsqueda incesante de mi salvación, y llegué a este poema:




Hoy fue un día

para olvidar

refugiándome en una cama

todos salieron de paseo

o volvieron de sus trabajos

yo, moribundo y ciego

dormí con una camisa de fuerza.


Este es el ritmo por donde nos lleva de la mano el discurso poético de Rodríguez, sin tanto alareque, verbismos sin lógica, sin adornos fatuos. Mientras ella mata mosquitos asume un tono cotidiano, pero no por eso menos reflexivo; al contrario, Rodríguez es un... poeta que desea morder a la luna...




Una poesía rebelde, como el poeta mismo dice: voy lanzando letras / que poco a poco / se transforman en mosquitos / y pican y pican... dejan en quietud a una realidad almidonada en elogios. Nos advierte Rodríguez que su poesía es un canto a desestructurar un sistema mediocre que hace fetiche a la pasividad y que el poema muerda


hasta que las piedras griten

y se vuelvan armas

en la revolución del amor




Es que es el amor mismo una revolución tierna e insolente (como los grandes Tzántzicos). El amor es el ícono por donde el ser humano puede encontrarse. Es en la escritura que el amor encuentra su discurso icnonoclasta.


Conocí a Augusto Rodríguez en el festival de poesía joven Ileana Espinel Cedeño y para mi es un orgullo compartir estos poemas con usted amigo lector:


EN UN FUTURO LEJANO


En un futuro lejano

cercano

viviremos en el espacio

rodeado de extraterrestres

ninfas

arcángeles

dioses

y todo andará bien

mientras los humanos

paguen al día la renta



ARTE POÉTICA


Muérdele la silueta

clávale los dientes

desgárralo con tus uñas

arrójalo al abismo de los verbos

ahógalo en tu orilla

haz que llore en tu carne

escúpele al rostro

dale un puntapié en el hocico

una cachetada de aire

ahórcalo con tus cuerdas

márcalo como a una res

y condénalo para siempre

al infierno de las letras



CERO


Dicen que cuando estás

por la izquierda no vales nada

en cambio cuandos estás con los capitalistas

vales millones

eres redondo

a veces transparente

dentro de las matemáticas y de la historia

muy pocos saben

que sufres de soledad

domingo, 1 de mayo de 2011

EL SEÑOR DE LOS CUENTOS

Luego, de la triste noticia de la muerte de Ernesto Sábato retomo esta frase de este gran escritor: "Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro", y es así, en medio de injusticias, olvidos, guerras por el poder económico que nace este libro: El Señor de los Cuentos, del amigo y escritor Fausto Ramos. Compañero de los talleres literarios de la Casa de la Cultura, que, con felicidad ha editado un hermoso libro, de unas 260 páginas, en la que 15 relatos nos demuestra la riqueza espiritual de un país.


Es por eso, que Casa de soledad invita al lanzamiento de esta obra, el día jueves 19 de mayo del 2011, a las 19H00, acto en la que intervendrá el escritor Fausto Ramos junto al poeta Diego Velasco Andrade en el aula Benjamín Carrión de la misma Casa de la Cultura. Así mismo, el libro estará en las librerías para su venta.


Felicito al amigo Fausto Ramos por esta gran publicación y suerte en sus proyectos literarios.

domingo, 17 de abril de 2011

DUELE TANTO NO SER NIÑO EN LAS MAÑANAS


...duele la música cuando cesa / duele escribir / duele. El autor de estos versos que se desangran en el precipicio de la memoria es Carlos Luis Ortiz (Alausí, 1979). La primera vez que supe de la existencia de este poeta fue en el Concurso de Poesía Joven Ileana Espinel, del cual fue el ganador en el año 2009, desde ahí tuve una gran intención de acercarme a sus versos, y fue en La Feria del Libro de Riobamba que el encuentro fue cercano, su libro: "Lírica para vagabundos" llegó a mis manos.


Desde sus primeros versos, se puede sentir la nostalgia que acoge a Carlos Luis Ortiz: "No me duele el tiempo, / mi madre vela por mis huesos cuando duermo". Así es la poesía de Lírica para vagabundos, un canto a ese pasado que se viste de tristeza. Para los griegos, los poetas (personas escindidas en el dolor) debían bajar al infierno, lugar donde los dolores tomaban cuerpo; esa era su inspiración, tiempo después, los psicólogos llamaron a este descenso como depresión. Quizá esta palabra sea un enlace para desvivirnos en las lágrimas que nos devela Lírica para vaganbundos: "Esbozo canciones / sobre las últimas heridas / provocadas por el descanso eterno".


Dos libros componen Lírica para vagabundos; Detrás de la música fui todos los hombres, quizá parafraseando a ese otro de Borges, quizá a ese otro de Poe. Ese otro que aparece en una muralla a la caza del verbo: "Yo que soy apenas el vestigio de un artista.../ Ladrón que usurpa el frescor de un eucalipto". Ese otro que espera el camino hacia la nada, en donde permanecen estáticas el tiempo y el pasado, hermanadas en una muerte espesa, dolorosa: "Siento a veces que la muerte / se eleva como un navío hacia la luna, / tan alta, tan espesa". Para terminar cicatrizado en un mar, en un espejo coartado de imágenes pueriles: "El vivr tiene sus privilegios: / un manuscrito obsesionado bajo el polvo, / un roce detenido entre las manos".


El segundo libro se denomina: Un ayer impostergable. Nuevamente la voz poética se basa en la memoria, en el pasado para construir imágenes sangrantes, fuertes: "Camino con sangre entre los dedos / y todo es rojo cuando escribo". El poeta Ortiz vuela en los días grises para desemascarar aquel pasado inconcluso, aquella sombra que no le permite seguir en el camino hacia su futuro inacabado: "El tiempo me delega la confusión de los parques / el ritmo del carrusel". El discurso poético es desenfrenado. Las metáforas se osurecen ante la belleza, ante el verso. Gratificante poemario.


INTERMEDIO


III


Fue el mar

quien acarició el final de la tarde,

con sus sales anhelantes de ritmo.


Fuimos nosotros: oboes extraviados en la ribera,

un concierto postergado

una cruz.


VI


Brillante aún es el cuerpo

donde mi saliva dormía como un olvido

y como una cicatriz.



EL AYER IMPOSTERGABLE


I


La poesía acomoda cenizas bajo la cama,

las cenizas elevan tumbas.


Camino con sangre entre los dedos

y todo es rojo cuando escribo.


XII


Quienes en mi cuerpo se arullan,

se arullan en un cofre de dardos y de espuelas.


Allí, empujo las sonatas.


Un escondrijo donde a nadie espero.