...LO QUE SÉ DE EXISTIR,
ES DEJAR EL MANTEL LLENO DE MIGAS
El título de este libro, que deviene en una búsqueda al pasado, del poeta Edison Navarro Cansino (1983), nos somete a lo que Vicente Huidrobo llamaría en su Altazor incendio, o sea un poema que se propague por todas partes, y nacen las imágenes consumiéndose a bocanadas: "Se ve a los ángeles fornicar,/ ruedan botellas y retazos de alas con carne..." Estos, sus primeros versos nos van encaminando por donde el discurso poético perdura, sin someterse a novelerías patibularias, canó(n)nicas. Un lenguaje que se debate entre lo sensual, lo exitencialista, pero también en la exactitud, ese que nos rememora al verso sereno:
La madrugada eres vos
de entre tus manos nace un niño ciego
arrastrando las campanas del insomnio
anunciando tu ausencia
Quizá el acierto de este poemario es esa incesante búsqueda por el otro (el cual siempre termina siendo el poeta mismo), desfallecimiento, pregunta, respuesta, viaje, apertura... pero que se deshace en los puntos suspensivos que nos deja esta sociedad que nos consume en merchadising:
Me dejo en la vereda de tu nombre
en el tiempo que nos abandona
colgados del espejo
Ese otro de Borges, el arte. La locura de Palacio, el verso. La bohemia de Dávila Andrade, el poema. La virtud de Wilde, el amor: "...pasa que mis dedos son memoria de perro/ aprendieron el camino y vuelven a tu sombra". El amor no es uno solo, tampoco está estático. es movimiento sublime, pero también el final del camino, ahí donde inicia el rastro del amante.
Hasta hoy,
lo que sé de existir,
es dejar el mantel lleno de migajas
Edison Navarro Cansino, en este Umbilikal propone una poesía con versos cortos, pero que nos llena de polvo, aquel polvo que los poetas lo vuelven amorosos, una resonancia a estos espíritus que nos han encarcelado en la soledad, quizá Umbilikal nos indique el camino de libertarnos de aquella soledad: "...bajo las piedras/ un gusano arrastra palabras que saltaron de mis ojos/ y construye la guarida/ donde sobrevivirá tu nombre..."
Comparto unos poemas de este pequeño, no tan hermoso como la luz en el fin del camino, de este pequeño Umbilikal
SEIS
Sopla la constelación de tus piernas
charco de cenizas tu pubis,
yo,
un emigrante aguacero
DECIOCHO
De polvo eres
y en lodo te convertirás,
SENTENCIÓ el mar.
Luego:
el oleaje tragó mis huellas
VEINTIOCHO
Después de todo
cuando nada exista
y desaparezcan los pájaros del alambre
estiraré mis manos
y te inventaré otra vez en mi lecho.
Muchas gracias por la nota Amigo
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