martes, 30 de agosto de 2011

DE AMORES CIEGOS, nuevo libro de Darío Ramos





UN AGUACERO DE RECUERDOS


Todavía sigue latiendo en mi cabeza las bellas palabras con las que Martín Heidegger describe la poesía de George Tralk: "ha compuesto sus poemas a partir de una sola poesía, que cada uno de aquellos habla desde el conjunto de los mismos", y es esta misma descripción la que traigo a colación para esta entrega del poeta, Darío Ramos, titulado De Amores Ciegos, versos que emanan una reflexión donde el ser humano se enfrenta constantemente con su (otro) cuerpo.



Dos hechos literarios conforman este cuerpo nocturno de textos. El primero, la prosa, aquí la historia emerge de lo que Kundera denominaría Levedad, el lenguaje recorre sustancialmente por las descripciones en el hecho amoroso. Sabemos de antemano que el poeta se basa en sus recuerdos para procrear un colectivo de letras en el papel, y si bien Darío Ramos se instaura en el ethos comunicacional no desdeña su memoria y nos dice:



"su bisoño rostro se adornaba con una nariz más bien respingada y de entre sus labios surgía una dentadura armoniosa quizá angelical. Isabel, era una mujer muy abierta y eso mismo me llamó la atención desde un principio y aquella, su personalidad un tanto dura, que de una u otra formaba su "lado femenino"



Lado femenino que el poeta nos anuncia por donde discurrirá su discurso, una voz que no deja vacíos en la descripción, quizá para poetas que emergen desde los cánones existan lugares comunes, tal vez para los "amantes" autodenominados mujeriegos de la comuna berrinchera pasen estas ideas desapercibidas, pero para el poeta cada rasgo conforma una corporalidad que cobija sensibilidades, propio del ser que se nubla en el cielo, para desde la lejana locura, la dolora pasión, transformar el cuerpo de la mujer en un cuerpo donde poder amar.



La mujer siempre ha sido el eje por donde la literatura ha transitado las más hermosas páginas; en la antigua Grecia, ellas han sido el camino del dolor, la felicidad, la justicia, la alegría, la belleza, la amistad, recuerdo nombres importantes: Ifigenia, Helena, Calipso, Fedra, Paenélope, Electra, Dafne, Casandra. En el caso de Amores Ciego, la mujer es la que conlleva la batalla siniestra. Isabel, así nos dice Darío Ramos, Isabel mi deseo, y de nuevo tuve que volver a una de las más preciosas novelas que se ha escrito en nuestro idioma, Rayuela, y con una sonrisa resalté una frase que ha tratado de convivir conmigo ¿Qué pensaba Cristo en la cama antes de dormirse, che?, el gran Cortázar, ese ser que se desvivió por crear una Maga, esa mujer de la que se tiene miedo, pero donde uno siempre se está bien. Isabel me recordó en algo a la Maga de Cortázar en este verso: ella puso un poco de aceite en sus manos. Con esta frase, que tiene mucho de Platón, y mucho de esa palabra compleja que ha creado el ser humano, el amor, iniciará la segunda parte del libro:



LOS CIEGOS POR EL OÍDO SABEMOS MUCHAS COSAS



Para ingresar al escenario poético que Darío Ramos nos invita a celebrar, debemos hacer una reflexión acerca de esta palabra sutil, a la vez compleja (repitiendo lo anterior), el amor; pero también saber por donde Darío Ramos trata de consumir en este sendero poético:



En el poema que abre la serie poética: PREÁMBULO DE MEDIODÍA, tomaré unos versos:


Deseo poseerte relajada, sin esas angustias/ (...) dejaré mi blanca semilla en tu mar vespertino/ (...) te deseo despierta, agitada mientras danzas/ (...) Te deseo desnuda/ (...) Sí, te daré mi cuerpo


Como podemos apreciar en estos versos, la palabra deseo comienza a abrirse espacio, quizá a remover las cenizas que se han estancado en el silencio, esas cenizas que solo los amorosos (recaigo en Sabines) lo convierten en belleza. Esta palabra deseo, que en varias mentes se habrá predispuesto en el erotismo, les diría que atendamos a la palabra amor en toda una generalidad. Primero diferenciar entre deseo y amor, consustancialmente el deseo nace del amor, como también el pensamiento, los sentimientos, por poner ejemplos. Cuando alguien desea no se puede decir que está amando, porque también puede suceder el odio. Un adicto puede amar la heroína, pero lo puede odiar debido a sus efectos nocivos. Una mujer puede desear una cartera, pero a su vez lo puede odiar, por no tener el dinero suficiente para comprarlo, de ahí que la dicotomía amor-odio se hace ineludible. Cuando uno ama, necesariamente, está realizando un pacto con el dolor.


Pero el hecho poético es el siguiente: desear a alguien es querer tener posesión de la persona, que trate de formar parte de nuestra cosmovisión. El deseo una vez obtenido fenece. El amor es, en cambio, un eterno insatisfecho, como diría Ortega y Gasset. El deseo no intenta avanzar. El amor promueve el movimiento. San Agustín reflexionó, alejándose de la idea del amor apetitoso... Amor es gravitación hacia lo amado diría, y es como lo concibe Darío Ramos:


Somos dos helechos que se abren a la tarde

Entre aromas de blancas lluvias derramadas

Es tan grande mi deseo, tan inmensa mi locura

Ahora me toca a mi tomar la posta


(TOCASTE MI CUERPO)


O sino,


Es cierto, fuiste la causa de mis desvelos

El motivo de mi demente locura.

La tentación de todas mis hambres

Hoy, el sentido indudable de esas páginas


(AHORA QUE ME VOY)


El título de la obra poética se denomina: LA POÉTICA DE TU CUERPO, con una frase, que creo es muy importante: el tacto solo existe en la piel del otro. Y vamos por la palabra que va a dirigir este sendero, La Alteridad, tan debatida en el entorno latinoamericano, pero como este libro nos acarrea por los caminos del cuerpo amado, empiezo por la idea de Platón. Primero, elabora una idea en torno a la categoría de alteridad, donde el no ser deja de ser la nada o lo absoluto y pasa a ser lo otro del ser. Es en el otro que el ser humano mira sus diferencias, y surge el respeto y el interés por su comprensión. En la llegada de los españoles a tierras andinas, se encontraron con una cultura diferente, tuvieron que crear nuevos códigos en el lenguaje para poder subsanar esas diferencias, en el caso De Amores Ciegos, estas diferencias terminan poetizándose:


Tus manos pierden la cordura en mi cuerpo

Una flama de caléndulas me enciende.

Tus labios pedigüeños de tu abajo

Me llaman, dame tiempo, ya estoy llegando


(HAZ DICHO MI NOMBRE)


Descifraré tus colores, más allá de la luz

Tu piel es grande, epitelial de luna


(ESCRIBIR UN CUADRO)


Entonces para Platón está claro que el amor es búsqueda incesante, la belleza; y he ahí, la búsqueda metafísica de la poesía, la idea de lo bello. Ya lo escribiría el poeta ecuatoriano Cristian Avecillas: "Sembraremos las parábolas del yo/ En las tierras íntimas del tú/ Para que florezca el nosotros", el poema regresa fraternalmente a los orígenes, a los recuerdos, en el poema Me dueles en el cuerpo, las sombras se convierten en voces: Tu cuerpo galopó caricia dentro/ saciando mi sed entre suspiros, aquí el verso trata de ser salvación. Así es la palabra de Darío Ramos, un cordel que nos hila emociones mientras las imágenes se van imantando de a poco.


Y como un ave triunfante, esta palabra nos eleva furtivos por los aires. Mientras en la tierra, mientras pasa e verso reptando por nuestras emociones, la lluvia toma la mano de la amada, y juntos se pierden entre las calles/ en una vigilia del nada.


Quito, agosto 2011





miércoles, 10 de agosto de 2011

UMBILIKAL:



...LO QUE SÉ DE EXISTIR,


ES DEJAR EL MANTEL LLENO DE MIGAS



El título de este libro, que deviene en una búsqueda al pasado, del poeta Edison Navarro Cansino (1983), nos somete a lo que Vicente Huidrobo llamaría en su Altazor incendio, o sea un poema que se propague por todas partes, y nacen las imágenes consumiéndose a bocanadas: "Se ve a los ángeles fornicar,/ ruedan botellas y retazos de alas con carne..." Estos, sus primeros versos nos van encaminando por donde el discurso poético perdura, sin someterse a novelerías patibularias, canó(n)nicas. Un lenguaje que se debate entre lo sensual, lo exitencialista, pero también en la exactitud, ese que nos rememora al verso sereno:



La madrugada eres vos

de entre tus manos nace un niño ciego

arrastrando las campanas del insomnio

anunciando tu ausencia

Quizá el acierto de este poemario es esa incesante búsqueda por el otro (el cual siempre termina siendo el poeta mismo), desfallecimiento, pregunta, respuesta, viaje, apertura... pero que se deshace en los puntos suspensivos que nos deja esta sociedad que nos consume en merchadising:



Me dejo en la vereda de tu nombre

en el tiempo que nos abandona

colgados del espejo

Ese otro de Borges, el arte. La locura de Palacio, el verso. La bohemia de Dávila Andrade, el poema. La virtud de Wilde, el amor: "...pasa que mis dedos son memoria de perro/ aprendieron el camino y vuelven a tu sombra". El amor no es uno solo, tampoco está estático. es movimiento sublime, pero también el final del camino, ahí donde inicia el rastro del amante.



Hasta hoy,

lo que sé de existir,

es dejar el mantel lleno de migajas

Edison Navarro Cansino, en este Umbilikal propone una poesía con versos cortos, pero que nos llena de polvo, aquel polvo que los poetas lo vuelven amorosos, una resonancia a estos espíritus que nos han encarcelado en la soledad, quizá Umbilikal nos indique el camino de libertarnos de aquella soledad: "...bajo las piedras/ un gusano arrastra palabras que saltaron de mis ojos/ y construye la guarida/ donde sobrevivirá tu nombre..."

Comparto unos poemas de este pequeño, no tan hermoso como la luz en el fin del camino, de este pequeño Umbilikal



SEIS

Sopla la constelación de tus piernas

charco de cenizas tu pubis,

yo,

un emigrante aguacero



DECIOCHO

De polvo eres

y en lodo te convertirás,

SENTENCIÓ el mar.

Luego:

el oleaje tragó mis huellas



VEINTIOCHO

Después de todo

cuando nada exista

y desaparezcan los pájaros del alambre

estiraré mis manos

y te inventaré otra vez en mi lecho.