domingo, 30 de enero de 2011

ENAMORADO DE UN FANTASMA: Libro de Edwin Madrid


Me gustan los libros viejos. Tocarlos. Sentir su tesitura. Emborracharme de su olor a papel añejado. Me gustan los libros viejos, porque son como putas hambrientas. Me atrapan entre sus piernas. En los libros viejos las palabras muerden. Someten. Aman. Recuerdan.

Así llegué a un libro pequeño, de la colección populares EVARISTO, editados por los años 90. Varios de ellos los he leído, entre los que destaco: Derrocamiento del Lector, del gran poeta e incesante animador de grupos culturales (Además fraterno amigo) Diego Velasco Andrade, también el libro: Y si yo pongo la calma?, de Pablo Salgado, o Póngase de una vez en desacuerdo, del poeta y catedrático Vicente Robalino (de los cuales hablaré en otra situacuón o en otra lectura). En lo que hoy quiero presentarlos es el libro: Enamorado de un fantasma, del poeta Edwin Madrid.
A decir verdad, el título no es atrayente, pero adentrándonos podemos dislumbrar un0 de los libros que ha sido trabajado con exhaustividad en el humor, en la cotidianidad, con un lenguaje severo, refrescante y sincero. No trata de quisquillarse en el lenguaje de poetas exquisitos que abundan en el país.
Este libro solo es un ejemplo de la labor de los talleres literarios, dirigidos por Miguel Donoso Pareja y que lo continúa, Diego Velasco, Edwin Madrid, Jorge Velasco Mackenzie, encontrar voces aisladas, voces que se encuentran en una onanición, en un silencio, en un oprobio. Qué puedo decir de Madrid, sino solo que una alegría leer estos versos, que a diferencia de Puertas Abiertas (el único que libro que pude leer de este escritor), encuentro sinceridad poética.


Así que dejemos las palabras y leamos un par de poemas de este libro:


COMO GATO PANZA ARRIBA



siete años sacando a esta señorita


tecléandole mis secretos


para guardarla nuevamente


quisiera emocionar otras historias


en los espejos de su cinta


sembrar un bosque de luces verdes


para huir del correr de la luna


y esconderme de las hojas blancas


acariciando mis huesos


estos ojos chiquitos


no perseguirán un amor joven


-escrito en el aire


siete años frente a una mesa


podría ser un récord


pero los días pasan
anhelando hacer un buen poema


y tenderse como gato panza arriba


sobre un tejado nuevo



POEMA BÍBLICO



mi hermano asegura


que cuando suba a los cielos


san pedro le dará con las puertas en la nariz


y no le quedará más remedio


que regresar a la tierra


esto funcionaría


aunque san pedro


ni se percatará cuando él


ingrese al paraíso


arrase con el árbol de manzanas


quiebre la vajilla irrompible de maría


se tome unas cervezas con los ojos apóstoles


-y salga por la puerta de atrás


antes de que eva
lo declare su huésped

lunes, 24 de enero de 2011

LA VOZ DE EROS EN EFRAÍN JARA IDROVO


Efraín Jara Idrovo es una de las voces representativas de la poesía ecuatoriana. Su trabajo poético va desde la estructura, tanto en lo lingüístico, así como en metáforas bien desarrolladas. Uno de los libros que destaca: Sollozo por Pedro Jara, es por el trabajo exhaustivo en las líneas, donde la voz se intercambia entre la dodecadofonía y las imágenes fuertes, al aludir un tema complicado, el suicidio de su hijo. Pero Efraín Jara Idrovo, además se inserta en el erotismo, con un libro que terminé de leer: Los rostros de eros:

Dividido en tres partes. El poemario inicia: Gracias por darme, Amor, tu airosa / flecha para el momento del ocaso... sonetos que van dando forma al cuerpo de Eros, y su docotomía: la muerte. El eros perpetuo en las pasiones humanas, dice el poeta: ¡Si hay que morir, que sea enamorado!

Así, el poemario comienza una reflexión sobre la situación del ser amado, las complicaciones que surge en la turbulencia de este estado: Para el amor no existen las edades, / sólo dos soledades que se anhelan / y, en su vértigo, al tiempo desvanecen...

Uno de las constantes de Efraín Jara, es la desolación que transita por su alma, al abandonar la cuidad, su Cuenca, por encerrarse en la meditación de una isla, para él lejana: Me ha invadido la barba y estoy triste. / Por mí, mar volcanes, en Galápagos, / saben que en el amor no existe olvido...

Dice Efraín Jara Idrovo, en una entrevista con Edwin Madrid, con honestidad: "Fui (a Galápagos) porque llegué a un punto que mi propensión al alcohol se manifestó como peligrosa, por ello tomé la resolución desesperada de irme a Galápagos. En una isla de de veintiséis habitantes". Está claro que una de las obsesiones de Efraín Jara es vivir bien, alejado de las preocupaciones mundanas. Pero, el poeta revive y dice, como queriendo salir de esa jaula: Desde el exilio en ti, vivo mi ausencia...

POEMAS

DESNUDEZ MAS PRIMOR SUMAN PUREZA

Lo mismo que la antorcha, estás desnuda:
perfección de la llama es tu belleza.
Desnudez, perfección, abastractas, hablan
no a los sentidos, a la inteligencia.

Desnudez más primor suman belleza:
auroral inocencia de las formas,
serenidad de las constelaciones,
glacial incandescencia del diamante...

En la alfombra, sentada, estás desnuda;
pliegas las piernas contra el pecho: entregas
al ojo tu esplendor, sin ofrendarte.

Ausente, me sonríes, como en sueños.
Desnuda eres irreal, de tan perfecta,
¡no veo el cuerpo, miro tu hermosura!

TRÍPTICO

III

Y de este ardiente amor, rabioso y triste,
como el ojo del tigre que agoniza,
¿qué quedará? ¿Qué logrará salvarse
del desapego y de la desmemoria?

Amor no niega al tiempo: los amantes
truecan en apariecia su transcurso;
arrobados, lo abrevian o dilatan.
¡Sus instantes demoran lo que siglos!

Fingen la eternidad, pero los días
ni a los amantes ni al amor perdonan:
sueños del polvo, han de rendirse al polvo.

De ti, de mí, ni quedará el gusano.
Mas este amor, que no confió en palabras,
airoso, en canto ha de sobrevivirnos...


miércoles, 5 de enero de 2011

FRANCISCO PROAÑO ARANDI


Fue una sorpresa, de esas que cabalgan en la desolación, ¿sorpresa? quizá no, ya lo anticipaba al leer la novela: "Tratado de amor clandestino" donde la palabra poética se percibe en cada ambiente retratado por el escritor Francisco Proaño Arandi. Por eso, más que sorpresa fue una alegría encontrarme con un libro, editado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, llamado POESÍAS, donde Arandi rebusca por esa alcoba abandonada que es la soledad su devenir, dice: "No sé que tengo aquí dentro / que me dicta poesía..." y continúa, ingenuo como un niño arullado en el pezón de su madre: "Hay una voz que no es mía / allá en el fondo de mi alma".


Está claro que la poesía, a diferencia de la narrativa (cuento, novela), nos permite ir en busca de ese algo que nos somete a un infierno crédulo, ese infierno que está encerrado en nosotros, que por medio de la palabra reflexionamos, Arandi lo sabe: "Sombra de eternidad, la escena cae. / Primera danza, Segunda danza. Eterna danza". Pero también la poesía puede retraernos al presente nuestro pasado inválido: "Se van ya mis quince años de perfumadas horas, / se van las rosas níveas de la ilusión y el verso".

Y concuerdo con Augusto Arias, que en el prólogo finaliza: "Cuando la poesía está de veras en nuestro espíritu y la entraña nuestra ya no puede abandonarnos nunca". Así, Francisco Proaño Arandi siga escribiendo novelas, cuentos, siempre estará el verso en su pluma. De verdad, fue una alegría leer estos poemas:

NO SÉ QUÉ TENGO
.
.
No sé qué tengo aquí dentro,
que me dicta poesía...
Hay una voz en mi alma
llena de melancolía
.
Hay una voz que no es mía,
allá en el fondo de mi alma,
llena de melancolía,
de dulzura y de perfume
.
Y esa voz que me acompaña,
trade, aurora, noche y día,
¿de quién podrá ser, que me ama
lleno de melancolía?
.
Solo sé que son mis versos
de esa voz, y no son míos.
No sé qué tengo aquí dentro,
lleno de melancolía
***
CAE LENTA LA NOCHE
.
.
Cae lenta la noche de tus grandes ojeras.
Tus insondables ojos giran como un crepúsculo.
Amada, y tú me miras desde el fondo del caos,
como la Cruz del Sur me haces tristes señales.
.
Te agitas y te callas y vuelves a tu enigma,
tus insondables ojos giran como un crepúsculo.
Eres lago, gaviota, soledad de los campos,
como ellos divinizas cuando termina el día.
.
Y de ti me separa un camino muy largo,
por donde canta y ruge la brisa del ayer.
Cae lenta la noche de tus grandes ojeras.
La Cruz del Sur me hace tristes señales.
.
Imagen del fantasma de la melancolía,
aleteando como ella desembarcas en mi alma.
La brisa de la tarde. Amada. Amada.
Tus insondables ojos giran como un crepúsculo.
Abril 12-1960.
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***
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Francisco Proaño Arandi: Nació en Cuenca en 1944. Pero su vida transcurrió en el Centro Histórico de Quito. Poeta, Narrador y Ensayista. Ha publicado, entre las más importantes: Poesías (1961), Historias de disecadores (1972), Antiguas caras en el espejo (1984), La Doblez (1986), Tratado del amor clandestino (2008), El sabor de la condena (2009). Entre los premios más importantes están: José Mejía Lequerica (1984), Joaquín Gallegos Lara (2003), José María Arguedas y fue finalista del Premio Rómulo Gallegos (2009)