miércoles, 5 de enero de 2011

FRANCISCO PROAÑO ARANDI


Fue una sorpresa, de esas que cabalgan en la desolación, ¿sorpresa? quizá no, ya lo anticipaba al leer la novela: "Tratado de amor clandestino" donde la palabra poética se percibe en cada ambiente retratado por el escritor Francisco Proaño Arandi. Por eso, más que sorpresa fue una alegría encontrarme con un libro, editado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, llamado POESÍAS, donde Arandi rebusca por esa alcoba abandonada que es la soledad su devenir, dice: "No sé que tengo aquí dentro / que me dicta poesía..." y continúa, ingenuo como un niño arullado en el pezón de su madre: "Hay una voz que no es mía / allá en el fondo de mi alma".


Está claro que la poesía, a diferencia de la narrativa (cuento, novela), nos permite ir en busca de ese algo que nos somete a un infierno crédulo, ese infierno que está encerrado en nosotros, que por medio de la palabra reflexionamos, Arandi lo sabe: "Sombra de eternidad, la escena cae. / Primera danza, Segunda danza. Eterna danza". Pero también la poesía puede retraernos al presente nuestro pasado inválido: "Se van ya mis quince años de perfumadas horas, / se van las rosas níveas de la ilusión y el verso".

Y concuerdo con Augusto Arias, que en el prólogo finaliza: "Cuando la poesía está de veras en nuestro espíritu y la entraña nuestra ya no puede abandonarnos nunca". Así, Francisco Proaño Arandi siga escribiendo novelas, cuentos, siempre estará el verso en su pluma. De verdad, fue una alegría leer estos poemas:

NO SÉ QUÉ TENGO
.
.
No sé qué tengo aquí dentro,
que me dicta poesía...
Hay una voz en mi alma
llena de melancolía
.
Hay una voz que no es mía,
allá en el fondo de mi alma,
llena de melancolía,
de dulzura y de perfume
.
Y esa voz que me acompaña,
trade, aurora, noche y día,
¿de quién podrá ser, que me ama
lleno de melancolía?
.
Solo sé que son mis versos
de esa voz, y no son míos.
No sé qué tengo aquí dentro,
lleno de melancolía
***
CAE LENTA LA NOCHE
.
.
Cae lenta la noche de tus grandes ojeras.
Tus insondables ojos giran como un crepúsculo.
Amada, y tú me miras desde el fondo del caos,
como la Cruz del Sur me haces tristes señales.
.
Te agitas y te callas y vuelves a tu enigma,
tus insondables ojos giran como un crepúsculo.
Eres lago, gaviota, soledad de los campos,
como ellos divinizas cuando termina el día.
.
Y de ti me separa un camino muy largo,
por donde canta y ruge la brisa del ayer.
Cae lenta la noche de tus grandes ojeras.
La Cruz del Sur me hace tristes señales.
.
Imagen del fantasma de la melancolía,
aleteando como ella desembarcas en mi alma.
La brisa de la tarde. Amada. Amada.
Tus insondables ojos giran como un crepúsculo.
Abril 12-1960.
-
***
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Francisco Proaño Arandi: Nació en Cuenca en 1944. Pero su vida transcurrió en el Centro Histórico de Quito. Poeta, Narrador y Ensayista. Ha publicado, entre las más importantes: Poesías (1961), Historias de disecadores (1972), Antiguas caras en el espejo (1984), La Doblez (1986), Tratado del amor clandestino (2008), El sabor de la condena (2009). Entre los premios más importantes están: José Mejía Lequerica (1984), Joaquín Gallegos Lara (2003), José María Arguedas y fue finalista del Premio Rómulo Gallegos (2009)

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