domingo, 3 de julio de 2011

LA MÁQUINA DEL GRITO, SUAVE Y LIGERA RECOLECCIÓN DE GRACIAS / EN MI ESPERANZA PRESTADA



La máquina del grito, del joven poeta Marco Manotoa (atado a la escritura más que pasión como una opción de vida), enfatiza el significante y no el significado, búsqueda incesante que anhelaban los poetas surrealistas. La imagen labrada en esa exploración de la palabra envejecida en el inconsciente del ser humano. Locura desenvuelta en la creación de versos transgresores: "cadáverexquisito del cuerpo-prometeo subyacente del teatro / acostumbrado a deletrear aforismos / in-ciertos... in-ventados... in-conclusos..." escarnio humillante a la poesía disuelta en un oprobioso canon. Poemario disuelto a de-construir la palabra poética.

Con este poemario, Marco Manotoa irrumpe en la literatura ecuatoriana como el ganador del I Concurso Universitario Alfonso Chávez Jara, por aquella aventura, llaga que se puede colar en la condena, en el lenguaje con una sensibilidad que responde a la época postmodernista en la que vive: "es verdad que la alimentación en exceso / genera la condición adecuada a la náusea", y es así en donde nace el grito como salvación, el poema como ese espacio de diálogo con su otro, del cual requiere para poder vivir.


El juego metafórico de este poemario es sagaz, riguroso en el trabajo simbólico, abandona el empobrecimiento lírico de los románticos (hay que tomar en cuenta que el poeta no sobrepasa los 20 años de edad) para ingresar con paso indagatorio -¿cólera acaso?- que en esa búsqueda de la respuesta encontrarse claro como el agua: "devienes en mí, como lo hace / el río en el océano", nutrir a ese otro, diálogo necesario de su cultura.


El poeta ecuatoriano, Jorge Martillo, asevera que: "escribía para joderle a los otros" y me pregunto, ¿no es esto lo que hace Marco Manotoa cuando arroja: "...esta criatura poética que el autor viste / con sintagmas re-mendados y frases des-cosidas, / es 1conejito blanco de Cortázar / para su autodevoración"?. Sarcasmo, lenguaje que vaga entre lo irónico y lo intelectual, poseído de un concepto ambivalente. Recuerdo la palabra irónica de Alfonso Chávez, que en su poema Cayó en una trampa, daba un final contrario: "No sé si fue timidez o táctica / de los golosos Píndaros / que aún desafían / desde sus inocentes rubores". Marco Manotoa habita el desencanto de una intelectualidad arrogante, es por eso que niega y los re-construye.


Arremete contra el discurso cursilero del amor, sabe que la palabra amor conlleva conocimiento, por ende dolor, nostalgia, muerte; así se abandona en sus lecturas: "figura del ciego en la historia-humana / desde mefistófeles a borges / pasando por la gula de vistorhugo, el alcoholismo de poe, el / narcisismo de wilde, el trágico-romanticismo de montalvo. / el amor es la meta, la aurora de noches bohemias...". Reconoce que la escritura solo se la puede detener con la muerte.


Para Marco Manotoa la escritura poética es ese ejercicio de reescritura de lo ya escrito (vicio de Octavio Paz), trabaja lo no dicho en imágenes escondidas del poema: "mera finalidad de poetas-futuros re-inventar... re-encontrar... re-citar... los vocablos latentes re-mover... re-escribir, re... utilizar... páginas atléticas". Así es La Máquina del Grito, un desgarramiento existencial. Único en poetas sagaces, genuinos.

Por lo dicho y en el silencio de este texto expreso en un poema de Alfonso Chávez Jara: "Del profundo corazón de la noche... / nació la ráfaga / que iluminó / tu cuerpo / que no ha muerto". Podría decir que con La Máquina del Grito, renace una nueva poética en el Ecuador, lo sé y espero no equivocarme. También espero que el Concurso Universitario Alfonso Chávez Jara que promueve la FEUE, Nueva Universidad, conjuntamente con la Revista Ojos de Perro Azul, no decline y se institucionalice en la búsqueda de nuevas voces, ya hemos encontrado uno y me siento feliz.


¡Salud por este poemario!



Porke: "...somos sangre de todos / en todos nuestra sangre se alza / levantamiento sangriento de toda / amérika nuestra, nuestra amérika".






Kitu, abril del 2011

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