lunes, 1 de marzo de 2010

LOS SECRETOS DE SAN ROQUE




La noche está a mi encuentro, un poema lo desnuda, lo muestra silencioso, sus calles son como bocas que tratan de salir de su encierro, contar historias que se han esfumado con el calcetín del primer hombre que lo habitó; así es San Roque, un barrio con historia propia.

Es en la primera mitad del siglo XVI donde cobra vida el barrio, detrás de la iglesia de San Francisco, a las alturas del volcán Pichincha. San Roque, desde sus inicios, se ha presentado como el ombligo de la ciudad de Quito, allí empezó el comercio; como también, el encuentro entre los diferentes, los otros (la alteridad), San Roque ha sido el espacio preciso para desarrollar vidas cotidianas.

Se puede afirmar, según historiadores, lo que en la actualidad es San Roque, estuvo habitado en el período in-cásico, por los años 1470-1534; el sentido de dominación y la conquista de territorio llevaron a los incas a erigir asentamientos poblacionales, siendo el referente del comercio, su eje de poder.

Es apreciable releer la historia para ir descubriendo cómo los pueblos se van construyendo; según la descripción de los Cronistas de la Conquista, en San Roque se edificaron los tambos reales (una suerte de albergues en los que se emplazaba el Inca a su paso por las tierras que formaban el imperio) que significaba integrar élites de poder y controlar a los pueblos. Además estos tambos reales servían para la presencia de sitios sagrados, en rituales a su dios Inti.

A medida que el sol cae de bruces sobre las techos que cubren viviendas de barro y calles polvorientas, las personas van alimentándose de su propia voz. San Roque se edifica sobre lugares indígenas, en este barrio se estableció la primera escuela quiteña de arte, además de ser el lugar proclive para realizar el primer grito de la Independencia. Sin olvidar que fue el paso estratégico para el descenso de agua por acequias hasta las pilas de las plazas.

Debajo del Pichincha como vigilando su entrada al cielo se erige la Escuela de Artes y Oficios, creado por el presidente García Moreno, en 1870, luego se convertiría en el Colegio Central Técnico, hoy es el lugar donde niños y jóvenes se educan en el Centro Experimental de Educación Intercultural Bilingüe de Quito. Pero no fue la única obra que García Moreno realizaría en el barrio, con visión europeísta decreta la construcción del panóptico, el Penal García Moreno, en el año de 1874. El ingeniero Thomas Reed vino de Inglaterra para encargarse de la obra.

El barrio al igual que una madre no descuida a sus hijos entre sus brazos San Roque adoptó como suyo a la Cervecería y Maltería La Victoria, por allá, en los años de 1900. Enrique Vorveck fue quien lo fundó.

Es un escondrijo que cobija secretos debajo de la almohada. Bravos sanroqueños se constituyeron en líderes barriales de la expresión de descontento del pueblo quiteño; para el siglo XVIII, los mestizos conformaban el grupo mayoritario de la ciudad. Previo a los hechos que sucedieron el 10 de Agosto, San Roque toma la posta con el fin de liberar a los revoltosos que lucharon por la libertad del pueblo, así se da la masacre del 2 de Agosto.

Pensar que en San Roque, hoy abatido por la inseguridad y la suciedad, habitaron poetas, músicos, narradores, pintores, hasta presidentes de la república; como el cinco veces presidente, Velasco Ibarra, el pintor Bernardo de Legarda, Enrique Espín Yépez, primer violín de la Orquesta Sinfónica Nacional de México, Perico Echeverría, autor de rosario de Besos, músico profesional, el poeta Remigio Romero y Cordero, el cantante Gonzalo Benítez; aunque no se lo nombra, el poeta callejero Héctor Cisneros, además del presidente de la Casa de la Cultura, Marco Antonio Rodríguez.

Dicen que todos los caminos conducen a Roma… yo les invito a visitar San Roque, dejando a un lado los miedos encontremos juntos los secretos que permanecen guardados en las calles viejas y empolvadas…

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