lunes, 10 de octubre de 2016

El retorno hacia adelante

Colección Los Torreones de Poesía 


Explica el poeta Ramón Cote Baraibar, en la contraportada del libro Como quien dice adiós a lo perdido, que encontró una frase que fue contundente para poder armar su juego de ajedrez “La fotografía vuelve mágica la realidad”, anécdota que remito desde las siguientes preguntas ¿qué hace que la fotografía sea vínculo entre memoria y palabra? ¿Cómo conforma una memoria y se visualiza en los hombres? En la fotografía, la historia es escena, la memoria cobra vida, es relatada por un ojo que obvia el olvido. La fotografía retrata y reproduce imágenes que producen significados; así el poema viene a ser el lugar en que la palabra es fotografía e imagen. Y ese ojo es el poeta “He apagado la luz de la lámpara/ para ver por la ventana oscura la ciudad”. Ese ojo, que percibe el mundo, pasa de la imagen real a la escritura. Del mundo cerrado al universo infinito, que es el poema. Y ese universo infinito es el que crea Ramón Cote.

El libro está constituido por cuatro “sublibros”. En cada una, las palabras conllevan una estética de la memoria, inducido por el nombre del título: “Como quien dice adiós a lo perdido”, verso del poeta cubano Eliseo Diego, que nos acerca a ese eterno retorno, o más bien, a ese “eterno retorno a lo perdido”, donde la memoria es ourovourus, la dialéctica del pasado andino.

La primera parte “La memoria y su tinta solitaria”. Aquí la memoria se traduce en poema “Con esta lluvia que cae y que golpea la ventana/ se despide octubre”, las imágenes habitan una casa del pasado, una casa revestido de lluvia negra. La voz poética busca sonidos en un jardín de la infancia. La poesía es encuentro con el eterno retorno, Ramón Cote sabe que es la poesía la sombra de la memoria (J.E. Pacheco) por eso indaga en un diálogo con la ausencia.

La noche pasa y soy el que se queda, el pasado es tiempo que transcurre, pero es el hombre quien permanece en la memoria; no piensa en el futuro, porque el ir hacia adelante es permanecer en el atrás. El hombre avanza, el recuerdo es cambio perpetuo. En el poema Pessoana, Cote escribe: “Observo desde mi ventana oscura la noche/ y soy los que se van y también los que vienen./ Soy ellos y soy yo y soy el presente”. Aquí el ojo poético atestigua el horrendo pasado que le acecha y escribe.

El poeta Ramón Cote Baraibar


En el poema Panteón Pagano, Cote insiste en la angustia en describir ese pasado. Inicia con un epígrafe del poeta Juan Luis Panero “El catálogo melancólico de la memoria”. El poema es un catálogo de memoria reproducido en imágenes llenas de nostalgia “En la noche y a la distancia/ la memoria y su tinta solitaria realizan el catálogo melancólico de sus ruinas doradas…”. Aquí, el poeta rehace un diálogo con el dolor, transforma a la memoria en el niño que no fue y está. Rememoro, nuevamente, a Pacheco “si pudiéramos detener el instante”, ese instante imbuido de una nada sagrada, una nada eterna.

La segunda parte “material de lectura” inicia con un epígrafe de Denise Levertov “Mientras lees/ el mar vuelve sus páginas oscuras”, ante esto destaco la escena memorable de la película El cartero y Pablo Neruda, en la cual, el personaje, Mario Ruoppolo increpa al poeta con una frase: “los poemas no son de quien los escribe sino de quien los necesita”. En esta parte, Cote asimila a los libros como ese constructo social en donde el ser humano rehace memoria y olvido: “Basta elegir una esquina cualquiera…/ para que viajes por el mundo y puedas repetir/ tu ritual nocturno en tu templo portátil/ acompañado por tus dioses domésticos. Así nunca/ te sentirás extraño en ninguna parte de la tierra”.

Colección Valparaíso de Poesía


La tercera parte Árbol en cuatro tiempos, el poeta se encamina por la prosa poética para reconciliarse con lo amargo del atrás. Acá la belleza visual es uno de los aciertos de Cote; no existe la ausencia, sino el atrás está aquí, presencia más que permanencia:

“…mi hija no sabe si esas bandadas de garzas son flechas disparadas desde una batalla remota o una extraviada promesa de ángel. Pero las señala, una a una, y las despide.” (El árbol del deseo)

Estas prosas poéticas vienen a lo que Dylan Thomas decía sobre su propia poesía: “fugas de sonido que expresan algún impulso lírico”. El sonido conlleva imagen. Debemos pasar, primero, por la música que otorgan las palabras para luego devenir en un entendimiento. La música conlleva sentido “un canto sacude cada rama”; Ramón Cote parte desde esa oscuridad individual que le produce enfrentarse al atrás para poder extraer luz, su poesía tiene la dicotomía oscuridad/luz, la voz poética se libera de ese enclaustramiento:

“Abrió los ojos el árbol, el árbol apartado que nunca esperó ningún reconocimiento y en lugar de tímidas flores en sus ramas vio garzas culminantes…” (El sueño del árbol)

La cuarta parte Apropiaciones indebidas, el poeta se convierte en narrador. El poema se nutre de composición, ya no se labra la imagen, sino el sendero es la composición, la lógica de la historia. Inicia con un epígrafe de Nuno Júdice “el poema me dice lo que nunca sabré”, recuerdo en una entrevista que este poeta portugués contestaba ante una serie de preguntas sobre su obra y decía: “La poesía sólo encuentra su plenitud cuando la oímos y cuando sentimos”[1], poesía que se ha denominado “de la emoción”.

Inicia con uno de los poemas mejor logrados del libro “Mis muertes”, donde el yo poético va labrando el camino del ser humano ante las vicisitudes de la vida. Pero más allá de esta interpretación lo que el poema busca es dejar constancia su paso por el tiempo, las innumerables muertes que el ser humano deja en su paso por la vida “A lo largo de la vida/ uno va acumulando muertes/ y se empieza a pensar sin quererlo”.

A diferencia de los otros “sublibros”, las líneas que forman el poema sólo describen lugares por donde “alguien” habitó y dejó constancia.

Así, Ramón Cote Barabiar nos quiere dar un indicio de que existe un poema cada cotidianidad; de que el pasado es presente, y no retornamos hacia atrás, sino retornamos hacia adelante, hacia nuestra niñez anciana.






[1] http://documents.tips/documents/nuno-judice-la-voz-de-la-poesia.html. Entrevista realizada por Silvia Georgina Estrada.

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