miércoles, 21 de septiembre de 2016

LA POESÍA HABITA EL IMPERIO DE LAS PALABRAS

Fotografía tomada del archivo personal del autor
El imperio de la poesía está compuesto de palabras, imágenes que son claros en el camino de la soledad, porque el amor no debe reducirse a un sentimiento, más bien a un diálogo del yo con su otro; a veces su igual, por momentos, el desconocido, porque el imperio del amor es una casa que no nos abre sus puertas, es una casa donde las palabras son destinos, para ingresar debemos usar máscaras y ser noche.

Una casa donde habitar la poesía, la reflexión filosófica. Filosofía no entendida como el amor a la sabiduría, al contrario, comprender la sabiduría del amor. Saber que en ese imperio el conocimiento está en el otro, aquel objeto amado, aquel que es inasible. En este discurso, la poesía de Fernando Farías Sacón semeja artificios profanos en la que el poeta transita una época, retorna el cuerpo a re-pensarse, más allá de la postmodernidad. Retorna al imaginario de la “ninfa”. Un poeta del mar que encuentra en Lesbia el verso:

“…Azul y agigantado como el mar,
un canto donde dancen las ondinas y nereidas de las aguas;
un canto distinto, melodioso a la medida de tu corazón
donde puedas escuchar mis palabras
clara y firme como el verso.”

Está claro que la poesía de Farías Sacón tiene la escuela modernista, muy cercano a las Prosas Profanas, de Rubén Darío donde las palabras dialogan en un universo cósmico. Ya lo diría el gran Darío “cada palabra tiene una melodía ideal”, y allá va el poema que da título a este compendio de poemas: “mis versos son perlas en las alas de las aves;/entre eco y el viento.”

En el poema Sideral, Farías Sacón engendra lo sobrio de Mallarmé, los poemas sociales se hacen elusivos, nos dice: “Ah, la poesía,/ como fruto de la tierra”. El poeta es un sujeto histórico que entiende la época en que vive. Reflexiona el universo en que vive.

Fernando Farías Sacón es un “poeta orgánico”, dota de memoria histórica a una época fraguada en un capitalismo servil. Algo que he encontrado en la poesía de Farías Sacón es ese inmiscuirse en qué puede decirnos el poema, más allá de lo conocido. ¿Hay algo que habita el lenguaje?: un espacio sideral de tus palabras.

¿Acá el objetivo de la poesía? Denominar la belleza, no tocarla; preguntarla, no responderla.

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