Todavía recuerdo como fue el primer encuentro con la poesía de esta poeta ecuatoriana. En la Casa de la Cultura, el viento se sobreponía por sobre mi cabeza como un trapecio. Sus ojos se filtraban en una rama invisible, en la gente, que atenta a su voz se rejuvenecía en las metáforas andinas, misteriosas, casi chamanicas: "Comes / me carcomes / soy viento y selva / no manzana..."
El discurso poético de María Fernanda Espinoza está inmersa en el pasado, en ese torbellino de fotografías impregnadas en el presente, en su memoria, así lo podemos leer en el poema Mano negra: "Tu mano negra... / concha prieta / trompo de coco / tiznado en la memoria". Memoria que lo retrotrae en la escritura como un tatuaje de selva. Memoria que engaña al silencio, en ese espacio donde se concentran los vicios del pecado ...la escritura me pongo como manto, nos dice en el poema Cuento.
En estos versos podemos vivificar la mujer hermosa que chapucea en el agua. Ahí se transforma. Vuela. Sueña. Construye. Destruye. En Loba triste la poética de María Fernanda nos enlaza en un páramo, donde los seres humanos hablan con los pájaros, como en un rito andino, para luego, pedazo a pedazo, reconstruir el país anhelado. El país amado: "Lo temporal está en nosotros / como en las ranas su metamorfosis. / Atados a la escritura... / Así el pasado permanece / empoemado"
María Fernanda Espinosa (Salamanca, España, 1964) ha publicado los poemarios: Caymándote (1990), Tatuaje de selva (1992), Loba triste (2000), Antología (2005)
POEMAS:
EN TUS OJOS CERRADOS
Me acogiste en el hombro
de alguno de tus dioses
me enseñaste que el mar
es ese Otro Siempre Ido
que cada vez que mira
la luna en medio cielo
piensa que es el tatuaje
de un amor embrujado
Me acogiste en tu hombro
y en tu pelo de niebla
cuando cayó la lluvia
coas leve
final y fruta
de tus ojos cerrados
XVII
Te imagino
te sigo
te siento
dibujo tu cuerpo
con sombras y todo
pero esto se llama despedida
aprender a pensarme sin ti
no habrá rincón que no te devore
no habrá indultos
solo un desierto
un invierno cien pies
MANUELA
Eterna salamandra
reflejo que se posa en paredes y ranuras
tu historia se teje
en alfombras de musgo y verano
amaste sin orillas
pies descalzos
trenzas agua suelta y polen
bata húmeda pegada al cuerpo en cada pliegue
más allá del frío y el verso
más acá de los destierros verbales
y las cárceles de flores
"¿Por qué, mi hermosa poeta
ResponderEliminarde un día,
convertida ahora en Bella aurora
de la gran Bestia,
allá en la ONU sacralizando
trucutús y cárceles del Turi,
con tu hermosa sombra taciturna
legitimando al monstruo
de los andes, la costa
y la amazonia,
al jefecito de la policía
que nos da tanto palo
y tanta cárcel
en nombre de ningún poema?"