Colección Los Torreones de Poesía
Explica el poeta Ramón Cote
Baraibar, en la contraportada del libro Como
quien dice adiós a lo perdido, que encontró una frase que fue contundente
para poder armar su juego de ajedrez “La
fotografía vuelve mágica la realidad”, anécdota que remito desde las
siguientes preguntas ¿qué hace que la fotografía sea vínculo entre memoria y
palabra? ¿Cómo conforma una memoria y se visualiza en los hombres? En la
fotografía, la historia es escena, la memoria cobra vida, es relatada por un
ojo que obvia el olvido. La fotografía retrata y reproduce imágenes que
producen significados; así el poema viene a ser el lugar en que la palabra es
fotografía e imagen. Y ese ojo es el poeta “He
apagado la luz de la lámpara/ para ver por la ventana oscura la ciudad”.
Ese ojo, que percibe el mundo, pasa de la imagen real a la escritura. Del mundo
cerrado al universo infinito, que es el poema. Y ese universo infinito es el
que crea Ramón Cote.
El libro está constituido por
cuatro “sublibros”. En cada una, las palabras conllevan una estética de la
memoria, inducido por el nombre del título: “Como
quien dice adiós a lo perdido”, verso del poeta cubano Eliseo Diego, que
nos acerca a ese eterno retorno, o más bien, a ese “eterno retorno a lo
perdido”, donde la memoria es ourovourus, la dialéctica del pasado andino.
La primera parte “La memoria y
su tinta solitaria”. Aquí la memoria se traduce en poema “Con esta lluvia que cae y que golpea la ventana/ se despide octubre”,
las imágenes habitan una casa del pasado, una casa revestido de lluvia negra.
La voz poética busca sonidos en un jardín de la infancia. La poesía es
encuentro con el eterno retorno, Ramón Cote sabe que es la poesía la sombra de la memoria (J.E. Pacheco)
por eso indaga en un diálogo con la ausencia.
La
noche pasa y soy el que se queda, el pasado es tiempo que
transcurre, pero es el hombre quien permanece en la memoria; no piensa en el
futuro, porque el ir hacia adelante es permanecer en el atrás. El hombre
avanza, el recuerdo es cambio perpetuo. En el poema Pessoana, Cote escribe: “Observo desde mi ventana oscura la noche/ y
soy los que se van y también los que vienen./ Soy ellos y soy yo y soy el
presente”. Aquí el ojo poético atestigua el horrendo pasado que le acecha y
escribe.
El poeta Ramón Cote Baraibar
En el poema Panteón Pagano,
Cote insiste en la angustia en describir ese pasado. Inicia con un epígrafe del
poeta Juan Luis Panero “El catálogo melancólico de la memoria”. El poema es un
catálogo de memoria reproducido en imágenes llenas de nostalgia “En la noche y a la distancia/ la memoria y
su tinta solitaria realizan el catálogo melancólico de sus ruinas doradas…”. Aquí,
el poeta rehace un diálogo con el dolor, transforma a la memoria en el niño que
no fue y está. Rememoro, nuevamente, a Pacheco “si pudiéramos detener el instante”,
ese instante imbuido de una nada sagrada, una nada eterna.
La segunda parte “material de
lectura” inicia con un epígrafe de Denise Levertov “Mientras lees/ el mar vuelve sus páginas oscuras”, ante esto
destaco la escena memorable de la película El cartero y Pablo Neruda, en la
cual, el personaje, Mario Ruoppolo increpa al poeta con una frase: “los poemas no son de quien los escribe sino
de quien los necesita”. En esta parte, Cote asimila a los libros como ese
constructo social en donde el ser humano rehace memoria y olvido: “Basta elegir una esquina cualquiera…/ para
que viajes por el mundo y puedas repetir/ tu ritual nocturno en tu templo
portátil/ acompañado por tus dioses domésticos. Así nunca/ te sentirás extraño
en ninguna parte de la tierra”.
Colección Valparaíso de Poesía
La tercera parte Árbol en
cuatro tiempos, el poeta se encamina por la prosa poética para reconciliarse
con lo amargo del atrás. Acá la belleza visual es uno de los aciertos de Cote;
no existe la ausencia, sino el atrás está aquí,
presencia más que permanencia:
“…mi hija no sabe si esas
bandadas de garzas son flechas disparadas desde una batalla remota o una
extraviada promesa de ángel. Pero las señala, una a una, y las despide.” (El
árbol del deseo)
Estas prosas poéticas vienen a
lo que Dylan Thomas decía sobre su propia poesía: “fugas de sonido que expresan algún impulso lírico”. El sonido
conlleva imagen. Debemos pasar, primero, por la música que otorgan las palabras
para luego devenir en un entendimiento. La música conlleva sentido “un canto
sacude cada rama”; Ramón Cote parte desde esa oscuridad individual que le
produce enfrentarse al atrás para poder extraer luz, su poesía tiene la
dicotomía oscuridad/luz, la voz poética se libera de ese enclaustramiento:
“Abrió los ojos el árbol, el árbol
apartado que nunca esperó ningún reconocimiento y en lugar de tímidas flores en
sus ramas vio garzas culminantes…” (El sueño del árbol)
La cuarta parte Apropiaciones
indebidas, el poeta se convierte en narrador. El poema se nutre de composición,
ya no se labra la imagen, sino el sendero es la composición, la lógica de la
historia. Inicia con un epígrafe de Nuno Júdice “el poema me dice lo que nunca sabré”, recuerdo en una entrevista
que este poeta portugués contestaba ante una serie de preguntas sobre su obra y
decía: “La poesía sólo encuentra su plenitud cuando la oímos y cuando sentimos”[1], poesía que se ha
denominado “de la emoción”.
Inicia con uno de los poemas
mejor logrados del libro “Mis muertes”, donde el yo poético va labrando el
camino del ser humano ante las vicisitudes de la vida. Pero más allá de esta
interpretación lo que el poema busca es dejar constancia su paso por el tiempo,
las innumerables muertes que el ser humano deja en su paso por la vida “A lo largo de la vida/ uno va acumulando
muertes/ y se empieza a pensar sin quererlo”.
A diferencia de los otros “sublibros”,
las líneas que forman el poema sólo describen lugares por donde “alguien”
habitó y dejó constancia.
Así, Ramón Cote Barabiar nos
quiere dar un indicio de que existe un poema cada cotidianidad; de que el
pasado es presente, y no retornamos hacia atrás, sino retornamos hacia
adelante, hacia nuestra niñez anciana.
[1] http://documents.tips/documents/nuno-judice-la-voz-de-la-poesia.html.
Entrevista realizada por Silvia Georgina Estrada.
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