a su amistad.
Ubaldo y su libro Más allá de Madrid.
1
Todo
escrito exige el olvido, porque éste, decía el viejo Borges, es una de las
formas de la memoria, un vago sótano, la otra cara de la moneda. Quizá fuese
como le hubiera gustado a Ubaldo que inicie un relato, porque él amaba a
Borges, me lo supo decir alguna vez que nos encontramos en un bar de la capital
ecuatoriana; tengo inmensos recuerdos grabados en mi sobre las veces de las que
charlé con Ubaldo Gil, el poeta de Mar Abierto, que con la serenidad del mar de
Manta e ilusionado como el nino Amanolik, del mítico Hugo Mayo disertaba, hasta
que llegase el anochecer. Qué extraño me siento en este momento: Afuera de mi
habitación está la luna, brilla y tiene un ojo castigador, qué extraño al
escribir este olvido, precisamente en la noche; un espacio con el que hice
amistad con Ubaldo. Y qué extraño, he retornado al cigarrillo en este momento,
luego de cinco años sin fumar. Pero qué extraño, mientras el humo se esparce en
mi habitación, la memoria se libera y la esperanza se niega al igual que un
dios moribundo.
2
Conocí
a Ubaldo por intermedio del poeta Alexis Cuzme, y de su hermano, el poeta Pedro
Gil, ya son varios años, pero fue por medio del correo electrónico en que
entablamos amistad. Se lo notaba jovial cuando escribía, y se sorprendió cuando
le escribí que había leído su libro de cuentos Trama sin utopía, jamás olvidaré lo que me respondió: “son juegos
de un joven universitario amante de Borges”. Lo entendí y asimilé lo que alguna
vez leí en un cuento de Kawabata “…por muy confusas que sean las palabras,
ciertamente, son más fáciles de entender que un gesto torpe”. En Quito, días
después de una Feria del Libro en la Universidad Católica, a la salida, con
unas cervezas sobre la mesa le conté la anécdota de cómo encontré su libro, fue
alguna vez en que fui a dar clases en un establecimiento secundario, en una de
esas horas libres, como todo buen ladrón, sin que nadie se de cuenta me sumergí
en su biblioteca y entre los varios libros empolvados estaba su libro, con una
pasta verde y sus primeros cuentos, pequeños como hormiguitas autistas,
juguetonas, exilios de un joven escritor. Claro, no fue el único libro que me
robé, al mes de saquear libros de esa institución, presenté mi renuncia, ya
había conseguido lo necesario. (¿Se dieron cuenta porque no doy el nombre de
aquella institución?)
Pero
no solo hablamos de su libro, a Ubaldo no le gustaba esa clase de
egocentrismos, siempre se mofaba de aquellos ridículos escritorsillos que
publican/can/can/can… hasta el cansancio, como queriendo llegar a ese premio
Nobel no dado a ningún ecuatoriano; al contrario, las mujeres, los libros, las
borracheras eran las mentiras que nos acompañaban, porque éramos hijos de la
noche, pequeños retoños de luz.
Quería
publicar a la mayoría de escritores en el Ecuador, no tenía límites. Su sueño,
su Mar Abierto era un homenaje a todos esos escritores caídos en el olvido,
porque la literatura es un olvido, más la Literatura Ecuatoriana. Cuántos
escritores de este amargo país se esparcieron entre los vientos del cruel
tiempo, y él sabía muy bien que las palabras son tiempo, por tanto, representan
una lucha, un deja vu, un silencio.
Aunque
suene a lugar común, la editorial Mar Abierto fue parte de su vida, con ella
viajó a distintos lugares, con ella se emborrachó de alegría y de tristezas,
cuántos destellos de aquel proyecto no se encuentran en este momento en
nuestras bibliotecas, recuerdo la vez que me llamó y me dijo: Cristian, hay
varios poetas quiteños con sus libros, ¿dónde está tu libro, tú te lo mereces?
Ubaldo Gil era una de las pocas personas que confiaron en mi, eso representa un
regocijo, un orgullo, me sacó del ostracismo, me hice conocer en cada evento
porque él me enviaba a realizar las presentaciones de los libros de Mar
Abierto, recordar los libros de Jorge Velasco
Mackenzie, Pedro Gil: incesante Ubaldo, arduo que ensangrentó de glorias
a esta Literatura Ecuatoriana.
Junto a Gabriel Cisneros, Ubaldo Gil y Paúl Puma, durante la presentación del libro de Ubaldo
Y
los que le conocimos, hemos de coincidir que su proyecto no fue fácil, hubo
desengaños, pesadillas, como nobleza. De esto conversábamos en un café griego,
por la calle Amazonas, siempre se encontraba con varios libros en su mano, unos
ya hechos, otros en el proceso, no
dudaba en regalar libros, pero tenía siempre una frase: “escribe un pequeño
comentario sobre el libro”.
Luego
de un tiempo, de haber publicado a muchos escritores, le llegó su turno, y como
una especie de reconocimiento, la Editorial Mar Abierto publicó su obra
Antológica: Amor más allá de Madrid, quién iba a pensar que nuestro Ubaldo
empezaba a despedirse de los lectores, de sus amigos. Confió en mí para que le
hiciera la presentación, y fue en la Casa de la Cultura Ecuatoriana donde
tuvimos un encuentro mágico; Paúl Puma, Gabriel Cisneros, Pedro Gil, María
Isabel Iturralde.
Nos
conversó sobre el proceso de la escritura de su novela cortaAmor más allá de
Madrid, ¡qué bello título! Ante lo mucho que digan de Ubaldo, en él habitaba el
amor, siempre dejaba un verso triste para las horas solitarias, qué ser
apasionado, tan humano.
Si
bien fuimos a cenar esa noche, por cosas del destino, sin Ubaldo Gil al igual
que los Andrés Caicedo fuimos a festejar ese amor que nos entregó Ubaldo en una
discoteca, bailamos salsa y tomamos cerveza hasta el amanecer.
3
Pero
la vida nos trae sorpresas abrumadoras, y me entero que Ubaldo Gil se encuentra
en una clínica de Guayaquil, no pude llorar, pero pasé toda la noche rezando a
ese dios abyecto, pero recé por mi amigo, una de las últimas conversaciones que
tuvimos me escribió esto: “… en mi novela quise que Dios fuera un personaje,
todo lo decide él en la narración”, y qué buen personaje fue ese Dios del que
hablaba Ubaldo, justo en un momento especial de su vida, un rayo fulminador
atacó su corazón, Ubaldo Gil abandonó esta realidad un domingo 29 de diciembre
del 2013.
Para terminar, parafraseo al viejo Borges: la
muerte de Ubaldo Gil fue una secreta victoria.
"Todo escrito exige el olvido" excelente el Ubaldo Gil, muy exitoso.
ResponderEliminarPaula Coba
Es muy lago y me aburri mi fuerte no es la literatura Cristopher Aragon
ResponderEliminarMi sentido pésame a ese gran amigo que se fue que podríamos conocerlo atraves de las letras y así sentir el dolor de su partida.
ResponderEliminarPd. Ojala tuviéramos la oportunidad de leer algún libro que el escribió y así conocerlo un poco mas.
Dana Verduga
Dana Verduga
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas veces la vida nos deja grandes lecciones y en ella existirán personas que dejen la huella y aquí tenemos el gran ejemplo de un gran escritor que dejo su huella con la literatura .
ResponderEliminarMaría José Pineda
Muy interesante el ensayo......seg´pun lo que leí Ubaldo Gil parecía ser un exelente escritor y gran persona mis más sincero sentido pésame a su gran amigo
ResponderEliminarPaola Andrade
asdfghj
ResponderEliminarMi sentido pésame a su amigo, debió ser un gran escritor que marcó la literatura. Camila Duque
ResponderEliminarmuy interesante la vida Ubaldo Gil :) un gran lector
ResponderEliminarpor sus palabras debió ser un gran amigo y persona! Martin Valarezo
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