El poeta Domingo de Ramos
Foto tomada de la página elcomercio.pe
En abril de este año, tuve la oportunidad de entrevistar al poeta peruano Domingo de Ramos, en su paso por el Ecuador, entre varias reflexiones que él hizo de su obra, algo me llamó la atención: “Siendo parte del grupo Kloaka, mi poesía es contracultural. Mi poesía tiene un manifiesto contra el sistema capitalista.”. Dos preguntas surgen: ¿Qué es Kloaka? Y ¿qué significa que un poema tenga un manifiesto contra el sistema capitalista?
Kloaka es un grupo contracultural que nace en el año 1982, luego que en Perú se iniciara la guerra con la fundación de Sendero Luminoso, y la muerte de Edith Lagos, guerrillera líder, que fenece en combate, y con ello, empieza la matanza en las cárceles.
Otra coyuntura que ayudó al nacimiento del grupo Kloaka fue que la izquierda no participa de la guerra, esto supuso que Sendero Luminoso se apropiara del imaginario de la gente campesina. Esto trajo consigo desgarramiento en la sociedad peruana, y más, en los intelectuales de la época que miran que el espacio del indígena es una zona de destrucción y que su gente comienza a emigrar dejando desolación en el campo. A breves rasgos el contexto que nace Kloaka, como grupo contracultural.
Replanteando la segunda pregunta, un poema es un decir, en la misma entrevista, Domingo de Ramos hace una aseveración, que es por donde camina su obra poética “El arte sirve para cuestionar, para preguntar…”, siendo parte del grupo Kloaka que mantenía una ideología de lucha contra el sistema capitalista, De Ramos asume esta lucha contra el sistema capitalista por medio de la poesía.
Así nace el libro Pastor de Perros, con un discurso duro ante el poder, radicalizando el lenguaje coloquial, suya es la construcción de una subjetividad que nace en la marginalidad, Jorge Frisancho , contextualiza a De Ramos en la llamada “generación del 60”, característica de estos poetas es el conversacionalismo, más que la imagen, por tanto, la poesía de De Ramos asume una narrativa desde la otra marginalidad (Frisancho).
Ante todo lo dicho, creo que Pastor de Perros es un poemario que se insertaría en una poética del desgarramiento más que por lo marginal. Frisancho denomina a esta poesía como la otra marginalidad, porque es una poesía que intenta herir al lector, y se aleja de ese autor “marginal”, que se agobia e individualiza, el desgarramiento de Domingo de Ramos intenta asumir una poética combativa, de cuestionamiento.
Portada del libro Pastor de Perros.
Foto tomada de la página omnibus.com
“Toda mi poética tiene que ver con la narrativa. Mi complejo es narrativo, creo personajes, algo similar a Dante... Mis personajes pasan de un momento a otro, de un nivel económico y social a otro con absoluta normalidad. Así logro testimoniar un tiempo.” Acá una pista de lo que Domingo de Ramos dice de su obra. El libro inicia con un epígrafe de Walter Benjamín: “Sólo gracias a aquellos sin/ esperanza nos es dada la esperanza”, y ese personaje que se configura en el libro, aquel que no tiene esperanza, que intenta liberarse de la cloaca en que se ha sumergido. Ve en ese horizonte una luz y camina hacia ella:
El poema que da el título al libro inicia con estos versos:
“Y me sumergí en mis recuerdos…/ con aquel silencio quieto de la altura/ los temblores de la huida que sacudió mi pelo/… mis recuerdos se me revelan suavemente/ como una hoja remarcando mi distancia entre tú y yo vuelto y encrespado/ de este calor que me falta a los pies/ a esta tesitura desmesurada que aborda solitaria/ en mi cama pesadumbre de humo tiznado/ el papel no se grita ni chilla que se abre/ y se cierra ciclos de hierro festoneado/ mi puerta al pie de las aguas más oscuras”
La voz del personaje se torna melancólico. El recuerdo como ese pozo en la que está sumergido, abandonado en ese silencio eterno, pero que ve la luz, allá en la altura. Ahora, cuando se habla esperanza ¿a qué nos referimos? Aparece un personaje antagónico (tú) de la cual nuestro personaje cobra distancia, pero que, en su ausencia, los recuerdos se le revelan suavemente.
“Tú me vienes a desvelar el camino
una historia que busca y busca
una boca un vicio una mano
la curvatura la dulce colina la faz umbría”
Este personaje antagónico, que creemos es mujer, de acuerdo a lo que nos generaba una pista Domingo de Ramos al comparar su obra con la Divina Comedia, Beatriz símbolo de libertad, y el poeta (la voz poética en Pastor de Perros) símbolo de la desolación. Por tanto, es el amor el camino que le lleva al personaje a ser libre, a liberarse de sus ataduras.
“cuando me miras ya no sé del odio
ya no sé del cuerpo que esculpo como una rueda
ya no sé de la muerte de tu muerte
de estar loco y sucio
diverso reconciliado atronado omiso omiso omiso
para ti en esta incachable luz restaurándome
en la pista carbuncosa de tus labios”
En el poema El viaje… primer encuentro, si bien, el personaje ya unido a su personaje antagónico (Al borde del cansancio casi jadeantes como mulos de entierro/ llegamos al mal frío), el poema se torna epopéico, podríamos llamar la epopeya de la marginalidad: “el Pastor de perros/ los moldea a la altura de la cabeza / Él es flecha y bandera blanca/ en medio de la hondonada/ Ha tomado vuelo y viene como un techo renegrido flotante”. Es otoño y consigo viene la lluvia, en esta época, los árboles pierden sus hojas y su verdor; las hojas se vuelven amarillas y se secan, así este Pastor y nuestro personaje abandonan el campo y bajan a la ciudad. ¿Qué es lo que encuentra nuestro personaje? Sino bohemia y zozobra: “hay algo bajo el efecto de la bebida que nos emparentan / zamboshijos chinochoclos noteconozco santos y beatas pintadas de coloretes”. Al inicio habíamos dicho que De Ramos se inserta en la búsqueda de la otra marginalidad, acá los versos subyacen al personaje en ese mundo onírico de crueldad y hermosas perras haraposas y violentas. Ya Domingo de Ramos intenta que el lector se someta a esa Lima posguerra (El Humo llama el poeta), una ciudad que niega a sus hijos, pero que se quema bajo la suave ala de la noche. Lima es la ciudad donde empiezan y terminan las desfiguraciones de la gente, atrás están los cerros olvidados por la urbe, al frente permanece la miseria.
Siguiendo la lectura que hace Jorge Frisancho, llegamos al poema A la hora del pay, nos dice que este poema nos: “podría servir como una suerte de manifiesto, una virtual arte ética de la marginalidad”. Primero, el lenguaje coloquial se hace presente en el personaje (pay significa bazuco). ¿Por qué se lo trata como un arte ética de la marginalidad? Aquellos que bajaron a la ciudad ya se asientan, viven y encuentran a una urbe desolada en la noche, ellos ya encontraron la droga, el alcohol, ya fueron víctimas de la soledad que genera una Lima posguerra: “purga nuestros cigarros alzándonos por encima de las casas bajo una luna frígida que arroja sus suaves fulgores/ sobre la pista que nos esqueleta…” Ya Domingo de Ramos, escribe desde sus influencias, el simbolismo francés y los poetas malditos: “las calles arrojadizas embrionan su desolado huevo el acto callejero”. Pastor de Perros es esa búsqueda de lo marginal y lo lleva al otro sendero, a esa poética del desgarramiento.
La segunda parte del libro Mientras yo agonizo, los poemas se reconstruyen desde la vanguardia; el surrealismo. Acá los fragmentos que componen la obra son aleatorios, azorosos. Lo que predomina es la imagen, claro, sin obviar ese entrañamiento en la voz poética, pero siempre en búsqueda de esa esperanza “heme aquí con esta coraza abierta al infinito”.
Pero será que el poeta quiere evadir su realidad cuando nos dice:
“es lo que heredo Un cráneo mi dulce cráneo
un manojo de nombres un país vetusto una porción de carne
este mapa donde me encuentro iluso y neutro con quebradiza
mano de asir el pensamiento Se abate mi corazón sin memoria”
o capaz, quiere disimular un abandono para confrontar esta realidad con el testimonio de un poeta que ha vivido la crudeza de un sistema capitalista atroz y que, utilizando como herramienta al lenguaje, lucha. Así deja un legado a los poetas de las próximas generaciones un camino abierto para que tengan fe en el lenguaje no tengan miedo y construyan su nueva realidad. Termino con una frase del mismo Domingo de Ramos: “La revolución y la poesía salvaran al Perú”. Yo añado al mundo.
[1]
Frisancho, Jorge: “La consagración de Domingo de Ramos” recuperado de
https://redaccion.lamula.pe/2014/06/28/domingo-de-ramos/jorgefrisancho/